Mi propuesta apunta a depurar la Revolución. Es algo que propuso y defendió, en todas sus etapas de liderazgo presente, el Comandante Hugo Chávez, fundador y propulsor de la Revolución Bolivariana.
Las elecciones se convirtieron, a partir de las primeras victoriosas para este proceso en diciembre de 1998, en un despertar estratégico para el pueblo venezolano, en particular, y para los pueblos oprimidos de Nuestramérica y el mundo en general.
La búsqueda de recomposición dialéctica del equilibrio del planeta, pasa hoy por una revisión profunda de nuestros adentros como humanidad. Vencidos y dominados por los dueños del capital y de los dueños de los medios de producción en su sistema, terminamos adoptando o aceptando una hegemonía de las ideas supremacistas, filtradas o realizadas por la religión y la ciencia por igual. Nos fuimos condicionando a la escisión y por consecuencia al individualismo y al egoísmo, olvidando que por esencia somos parte de un todo en el que individuos, naturaleza y multiuniverso somos, dialécticcamente en movimiento, uno y múltiples.
Este es el pensamiento y sistema de creencias que hoy, cada vez más conscientes, estamos en necesidad de botar, de arrojar fuera de nuestras mentes, condicionadas por los mismos amos del mundo que comenzaron quitándonos el pan y luego nos robaron todo el pensamiento, espiritualidad y libertad.
Es en esto último donde quiero centrar mi reflexión y propuesta social de Diálogo, para entender que después de votar (ese repetido acto histórico al que acudimos en Venezuela, el pasado domingo 6 de diciembre, una vez más) ahora nos toca botar, limpiar, autocriticarnos, depurar nuestra Revolución Bolivariana y Chavista, que es parte del todo, de la unidad en la diversidad.
Desde una lectura cosificada de lo real es muy probable que despreciemos el planteamiento «botar después de votar» porque creamos ya tener al «toro agarrado por los cuernos» o a «dios por sus barbas» y asumir que lo que nos corresponde es «menearnos en la pista bailando» porque ya todo lo que queda es celebración y fiesta. Recordemos que dos de las 24 elecciones realizadas en democracia Bolivariana de nuestra V República, las perdimos y sus consecuencias fueron nefastas. La primera derrota nos ha impedido profundizar -hasta ahora- en la conformación de un Estado de nuevo tipo, con leyes prosocialistas. La segunda dejó muerte, destrucción, magnicidio en grado de frustración, terrorismo, robo, «sanciones» y bloqueo que todavía padecemos.
Esta Revolución debemos profundizarla, en las grandes obras de la prosperidad, también economica, en el equilibrio e igualdad social, pero también en los pequeños detalles (en los que se asoma «el diablo») como lo pueden ser los del sectarismo, la venganza, la prepotencia y la dispersión, que nos aleja de «la victoria en el combate» tal como lo cantaba con preocupación el panita Alí Primera.
Y en los considerados detalles, uno esencial asociado con el llamado Derecho a la Vida, que se traduce en abundantes tristes ejemplos como aquel que considerábamos superado, de las desapariciones forzadas, y en el que pudiera caracterizarse la misteriosa esfumación del camarada Carlos Lanz sin que nadie diga nada.
«Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz», sigue cantando el panita camarada. Y una de esas cosas es saber botar después de votar.
Ilustración: Iván Lira