Por: Luisa Ugueto
En un mundo en el cual todos avanzan en una carrera “fijamente hacia adelante, exclusivamente hacia adelante” como se dice en La autopista del sur de Julio Cortázar, puede sonar un poco extraño eso de mirar hacia atrás. “Es posible volver al pasado” afirma Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio) en El Gran Gatsby (2013) remake de la cinta original. No sólo es posible, quizás es necesario volver al pasado, sobre todo en países como Venezuela de memoria exigua, bruta-ciega-sordo-muda como la canción de Shakira.
El Documental de Carlos Bolívar Díaz “Vivir de Imaginar” genera fundamentalmente nostalgia. Te hace desear ser parte de esa época, escapar en una máquina del tiempo hacia el mundo que se recrea en la pantalla.
No todo tiempo pasado fue mejor, pero en este documental se deja ver una Venezuela que apenas estaba comenzando a escribir su historia, en ese entonces todo parecía más ingenuo, más tranquilo, mucho más esperanzador. Aunque como lo recreó Teresa de la Parra en “Ifigenia” fue un tiempo desfavorable para las mujeres, por estar lleno de prohibiciones y prejuicios, el pasado convoca la nostalgia, la distancia nos hace ver casi siempre todo más brillante aunque evidentemente ninguna época es perfecta.
Si bien “Vivir de Imaginar” nos expone la vida y obra del escultor Alejandro Colina y el escritor Alfredo Cortina, el espíritu de la cinta recrea la historia de un país, las calles de una ciudad, sus olores, el ambiente de una época, la esperanza y las ilusiones en el porvenir de un colectivo a través de la existencia de dos hombres que jugaron todas sus cartas al vivir con intensidad.
Debido a este filme te llenas de sentimientos contradictorios, uno no sabe qué sentir por este par de personajes, si una gran envidia o una enorme admiración, no sólo por sus respectivas obras sino por haber tenido la tenacidad de materializarlas en circunstancias improbables. Tal vez es verdad lo que dice Charles Bukowski en su poema “Aire, luz, tiempo y espacio” sobre la creación, no hace falta nada para crear sólo tener las ganas de hacerlo. El resto son excusas.
Este documental nace de la unión de dos mediometrajes, el primero Alejandro Colina. Mitología de la Imagen (2009) y Alfredo Cortina. Vivir de Imaginar (2014). Aunque son propuestas realizadas con unos años de diferencia y de temáticas distintas, ambos documentales tienen en común el vínculo de tener como tema de fondo y motivo general la búsqueda de la historia de una sociedad y un país a partir de la vida de estos dos hombres cuya obra forma parte –aunque no nos percatemos de ello- de nuestro imaginario.
Carlos Bolívar utiliza elementos convencionales del documental, además implementa recreaciones ingeniosas para dejarnos ver la increíble y accidentada vida de estos dos artistas, echando mano de diversos testimonios que nos permiten adentrarnos en historias intimas con ribetes de comedia y drama en partes iguales.
Viendo “Vivir de Imaginar” puedes reír, conmoverte y sobre todo soñar con un pasado donde los principios éticos eran un valor per se y no todo estaba relacionado con la sobrevivencia más básica, la “viveza criolla”, el oportunismo y las ganas de figuretear como se dice en el Perú, al afán un tanto absurdo de ser cantante –y no cantas- o actriz y no tienes ni gota de talento. Una época un tanto menos superficial y vacua que en la que vivimos.
En un país formado por una población que parece sufrir de aquella enfermedad que padecía el personaje de Guy Pearce en “Memento” de Christopher Nolan, es importante sobre todo volver la mirada hacia personalidades que sí tengan cualidades admirables como es el caso de estos dos artistas.
Lejos del oropel y del ruido fatuo de la actualidad ver “Vivir de Imaginar” es un ejercicio de reflexión e introspección que todos debemos hacer.
¿Qué esperan? ¡Dejen de leer y corran al cine!