Hace pocos días Hollywood reaccionó ante unas declaraciones del director italiano Bernardo Bertolucci sobre su icónica película “El último tango en París”. El director desató la ira de muchos al confesar que la escena más polémica de su cinta (que representaba una violación) había sido filmada sin el consentimiento absoluto de María Schneider, la protagonista que para ese entonces contaba con tan sólo 19 años.
Esa noticia ha rebotado en un sinnúmero de periódicos en todo el mundo, de hecho, el director italiano, se vio en la obligación de publicar un comunicado donde intentó explicar mejor sus declaraciones, dejando claro que ni él, ni Marlon Brando se habían aprovechado en modo alguno de la inocencia de la protagonista, la para ese entonces joven actriz francesa María Schneider.
Esta polémica, sobre una película estrenada hace más de treinta años, confirma que el sexo es el tema que genera más interés entre la mayoría de la gente y por ende trastoca las experiencias cinematográficas.
Muchas cintas se han hecho realmente populares debido precisamente a él. Más allá de su calidad o la profundidad de sus planteamientos, si una película está llena de escenas de alto contenido sexual genera interés en el público.
A veces cuando un filme expone escenas de sexo explícitas, el resto de sus características se eclipsa, esto siempre tiene consecuencias positivas y negativas.
“El último tango en Paris” es un ejemplo de ello, para algunos en un clásico, para otros una cinta sobrevalorada. Para el propio Marlon Brando carecía de sentido y si hoy vuelve a la palestra no es debido a sus actuaciones genuinas (que las tiene) o su buena fotografía o su banda sonora (hecha por el jazzista argentino Gato Barbieri) sino por el tema que convoca.
Y es que es precisamente el sexo, permite que algunas películas – más allá de su calidad- cobren vida y sentido para muchos.
En 1972 también se estrenó otra cinta que pasó a formar parte de la cultura pop, de eso que llaman cine de culto.
“Deep Throat” o “Garganta Profunda” en su titulo en español, tuvo un gran impacto al momento de su estreno y aunque fue concebida como una obra marginal, underground, del llamado cine XXX, alcanzó niveles de popularidad que rozaron otros ámbitos.
Esta película, que hizo famosa a Linda Lovelace, marcó un antes y un después en la historia del cine porno, pero también ha generado gran fascinación entre los amantes del buen cine.
Dirigida por Gerard Damiano, fue rodada en seis días y generó grandes ingresos además de la curiosidad de los especialistas de la industria del cine de Hollywood. De hecho, en años recientes, la historia de Linda Lovelace, su protagonista, generó otro filme dirigido por Rob Epstein y Jeffrey Friedman y protagonizado por Amanda Seyfried.
A veces, el sexo como tema en el cine, puede hundir o realzar a una película, más allá de sus valores cinematográficos, los cuales son dejados de lado por el morbo que despierta en la mayoría de la gente este aspecto de la vida. La polémica de Bernardo Bertolucci en días recientes es una demostración más del poder que tiene. Definitivamente mucha gente querrá ver otra vez la famosa escena de “la mantequilla”.