No entiendo que quiere decir eso de “cine homosexual” o cine “gay” o “cine LGBT”, no considero que eso exista, sobre todo porque las películas cuentan historias sobre la vida de las personas, sobre sus sentimientos, su modo de relacionarse entre ellas y con el mundo. A mí las películas de Marco Berger –cineasta argentino- me conmueven profundamente y no soy lesbiana, ni hombre, ni homosexual, me conmueven porque hablan de emociones legítimas. Con esta cinta, nominada al Óscar y que se espera sea una sorpresa en la próxima entrega de premios, puede suceder algo parecido.
“Moonlight” de Barry Jenkins es un drama parco, que sin muchas explicaciones evidentes te deja entrar al universo de un chico negro, pobre, solo y homosexual, es decir alguien con todas las características para ser rechazado socialmente. Esta cinta es el retrato autobiográfico de su director, quien utilizó algunos pasajes de su vida para contar la historia de un muchacho que intenta encontrar su propio mundo dentro de una sociedad y una familia que sólo le da la espalda.
En “Moonlight” hay que estar muy atentos, porque toda la película está llena de silencios y circunstancias que no suelen ser muy evidentes, por el contrario, al parecer la cinta busca expresarse a través de esas parcelas donde las imágenes hablan mucho más claro que las palabras. Incluso los colores, los juegos de luces y sombras que recorren todo el film son parte del ambiente que creó su director para reflejar una vida marginada.
El tema de la homosexualidad en el cine, siempre relata la vida de personajes que aunque sean capaces de reconocer sus verdaderas inclinaciones, pasan mucho más tiempo intentando negarse a sí mismos su verdadera forma de ser y no necesariamente porque quieran hacerlo, sino porque simplemente les cuesta aceptarlo. En ese sentido, “Moonlight” me recordó mucho a la película del argentino Marco Berger “Ausente”, en la cinta, la homosexualidad es un espejo donde los personajes no se atreven a mirarse hasta que sucede lo inevitable.
En este film, Chiron es un chico que las tiene claras, sólo que no posee las herramientas para decirse a sí mismo la verdad del todo y mucho menos exponer ante los otros su verdadera forma de ser. Aunque su marginación no tiene nada más que ver con que su homosexualidad, sino también con las condiciones de vida que le rodearon desde el momento de su nacimiento.
El ritmo de la película es lento, sin embargo es muy descriptiva y te hace estar presente durante todo el relato.
“En algún momento tienes que decidir por ti mismo quien eres. Nadie va a tomar esa decisión por ti” se dice en esta cinta que sabe hacerte imaginar mucho más de lo que expresa en cada una de sus escenas.
A ratos me recuerda también “Caída Libre” cinta alemana de 2013 dirigida por Stephan Lacant, pero sin el estremecimiento y la pasión que emana de esta, aquí el comportamiento de los personajes es introspectivo.
“En algún momento tienes que decidir por ti mismo quien eres. Nadie va a tomar esa decisión por ti”
Se le puede objetar a “Moonlight” que te deja un sabor amargo, y aunque la considero una película legítima, podría decir que quizás con esta cinta sucede lo que hace algunos años expresó el escritor español Javier Marías en su columna “Empalago” del diario El País publicada el 26 de septiembre del año 2004 “si un cineasta hace una película a favor de los parados, o sobre un enfermo que implora la eutanasia, o sobre las penalidades de quienes desean abortar en Irlanda, o el maltrato a las mujeres, o los desheredados del mundo, o el hijo discapacitado de un hombre que lo rechazó por eso, o el terror de un niño al que su padre apalea (son ejemplos más o menos reales), ya sólo por ser su asunto el que es, y sus intenciones las que son (de «denuncia», de «solidaridad», de «infinita piedad»: en suma, lo que los críticos cursis llaman «un aldabonazo a las conciencias»), la película en cuestión se convierte automáticamente no sólo en «inatacable» (y ay de quien se meta con ella), sino en «necesaria», «imprescindible», «valiente» y demás zarandajas” afirmó.
Quizás esta cinta se gane el premio de la Academia sólo por su “desgarrador” y “polémico” tema. Tal vez lo logre por su impecable realización y porque logra emocionar en algunos momentos. No la pierdan de vista porque puede desbancar a la favorita de este año “La La Land”.