Aunque la película de Beda Docampo Feijóo fue estrenada hace más de dos años, llegará a la cartelera venezolana las primeras semanas de junio. La biopic sobre la vida del Papa Francisco protagonizada por Darío Grandinetti, es una película correcta, que como toda biografía (incluso aquellas que no pretenden serlo) termina siendo un homenaje.
El cine tiene un gran poder para difundir mensajes, si una película está bien hecha y es verosímil (aunque no se ajuste a la realidad) termina llevándote a su terreno, con “Francisco, el padre Jorge” como originalmente se llama la cinta, sucede. Te genera gran simpatía por el actual máximo representante de la Iglesia Católica. Quizás todo tiene que ver con la actuación de Grandinetti o el guión basado en el libro de la periodista Elisabetta Piqué, lo que inicia como un bodrio empalagoso termina siendo un agradable retrato sobre un hombre bien intencionado. Según la cinta, el primer Papa Latinoamericano es un dechado de virtudes, no lo dudarás, al menos, mientras estás frente a la pantalla disfrutando durante casi dos horas de esta historia.
Esta biopic explica con cierto detalle los episodios clave en la vida del actual Papa y se detiene en las razones por las cuales decidió ejercer el sacerdocio. Sus ideas y forma de ver el mundo quedan reflejados en esta película que algunos podrían etiquetar como complaciente, falsa o como dicen en Perú “mermelera” porque se empeña durante cada escena en hacernos ver la integridad que se esconde tras su mirada antes de convertirse en el máximo representante de la Iglesia.
Totalmente cerca de sus aciertos y lejos de sus errores o pequeños pecados (que como todos seguramente el llamado “Santo Padre” tendrá) el filme refleja una existencia casi inmaculada, llena de ese aire beato que se supone todo sacerdote debe tener. Si eres católico practicante, ver una película como esta no representará ningún sobresalto.
El rumbo de una cinta biográfica siempre está vinculado a las creencias que el director tenga sobre el personaje, su visión siempre será el detonante de la historia que finalmente se cuenta. En este caso, el director logra atrapar la atención contando una historia blanca, sobre un personaje al que en apariencia no hay nada que reprocharle.
Grandinetti logra a través de situaciones simples representar a un Jorge Bergoglio que resulta encantador, amante de la vida, la buena comida, el amor por el prójimo y poseedor de la palabra justa para cada ocasión.
Puedes creer o no lo que se cuenta, te puede caer bien o mal el Papa real, más allá de este personaje, puedes tener fe o pensar que la Iglesia es una estafa, pero a pesar de tus convicciones, después de verla, seguramente sus ideas flotarán en tu mente algunos días.
La cinta está llena de bellos momentos, Beda Docampo Feijóo dijo sobre su película hace algún tiempo: “para la película, yo quise ser honesto. No existía una intención previa de rodar una obra a favor ni en contra de Bergoglio. Yo pensaba respetar lo que surgiera de las investigaciones. Al final me encontré con una película que obviamente va a gustar a los católicos, pero pienso que llega a un público más amplio, formado por ateos, judíos, etc. Porque van a ver a un ser humano excepcional, y a desear que hubiera decenas de miles de poderosos con esa coherencia” comentó en una entrevista para “De Cine 21” el 16 de septiembre de 2015.
Calificación: Buena.