¿Al venezolano le interesa el cine? ¿Cuánto realmente? ¿De qué manera? ¿Cuál cine le interesa: el cine comercial, el taquillero, el de autor, el europeo, el de la gran industria de Hollywood, el independiente, el nacional? Es un poco raro que esto se lo pregunte alguien que tiene ya algunos años hablando de cine a un lector que en su mayoría es venezolano. Sin embargo, creo que es bueno cuestionar y conocer cuáles son nuestros intereses como sociedad.
Escribo “sociedad” con el temor de sonar grandilocuente, pero no puedo dejar de tener en cuenta que somos parte de un conglomerado y que si a ese conglomerado le interesan ciertos temas más que otros, esto afecta desde la forma en que nos concebimos como país hasta el modo en que vivimos. Un país es sus costumbres, hábitos y tradiciones.
El viejo cliché que señala a Venezuela como la patria de las “misses” y los “amantes del béisbol” está apegado a la realidad, aquí la belleza es un negocio fructífero y los deportes son parte el día a día de mucha gente ¿sucede algo similar con el cine?
A la gente le gusta ver películas, en Venezuela y en el mundo es un entretenimiento común para la mayoría, pero eso no necesariamente significa que exista un interés especial en nuestra sociedad por esta forma de arte. Y es que ver películas no es solamente ir a una sala con tus cotufas en la mano, la vinculación con el cine va más allá.
Según mi perspectiva, existen algunas señales para pensar que el cine no tiene el mismo nivel de popularidad en nuestro país que otras rutinas.
En primer lugar, la cartelera venezolana es reducida y eso no es una novedad, seamos honestos, quizás en este tiempo la situación se ha agudizado, pero en términos generales las dos grandes empresas de cines que hay en el país desde hace ya muchos años, jamás se han animado a exponer películas que no tengan en su mayoría la etiqueta de “taquilleras”, ya que estas son las que más público convocan.
Afortunadamente, siempre han existido las llamadas “salas de cine arte” que tratan mediante festivales y actividades especiales proyectar cintas diferentes. No obstante, estas salas son minoría y nunca cuentan con una asistencia masiva.
Por otro lado, en Venezuela no hay revistas sobre cine, las publicaciones son limitadas, los espacios para la discusión son pocos. Si bien es cierto que hay algunos programas de televisión sobre películas, muchos se enfocan en “los estrenos”, es decir, una reiteración de la ya exigua cartelera nacional.
Es cierto que se hace mucho cine venezolano, pero ¿cuánta gente va a verlo? Me temo que no tanta como debería, a veces las cintas nacionales no duran nada en cartelera.
Una realidad limitante
Que el venezolano promedio no tenga una agenda donde guarde espacio para ver películas –no solamente las taquilleras- me parece limitante.
La gran mayoría de la gente no tiene la oportunidad de viajar, el cine te brinda la posibilidad de conocer otras culturas, emociones y formas de ver el mundo sin moverte de tu espacio geográfico.
Al igual que los libros, ver películas debería ser parte de la rutina de la mayor cantidad de gente posible, por una sola razón, tal como lo expresa el escritor chileno Alberto Fuguet: “me parece que seguir viendo cine es algo importante para ir enfrentándote a tu propio ser. Creo que el cine, tal como los libros, te golpea, te llena de ideas, te inspira. Yo creo en el poder del cine y este te puede hacer cambiar muchos aspectos de tu vida o por lo menos ponerlos en duda, entonces el no acceder a eso, me parece sería triste y peligroso».
¿El cine en nuestro país “vende” tanto como el béisbol o los concursos de belleza? Particularmente pienso que todavía no es así y espero que las cosas cambien, que el público venezolano se enfoque en disfrutar de un arte que alimenta el espíritu y te ayuda a crecer, a formarte por dentro.
Quizás porque apuesto por eso me mantengo escribiendo esta columna.
Creo en el poder del cine para cambiar la mentalidad de la gente, para reconstruir ciudades y endulzar la idiosincrasia de regiones enteras, creo que la gente debe mantenerse cerca de él, aquí en Venezuela y en cualquier parte del mundo.
Una sociedad que no se mantiene cerca de las expresiones culturales se pierde de mucho y eso puede afectarnos de alguna manera a todos los que hacemos vida en ella.
¿Cuánto realmente le interesa el cine al venezolano? ¿Qué clase de cine le interesa? Dos preguntas con respuestas complejas, seguiré pensando, si alguno tiene su propia respuesta avísenme.