Macu, la mujer del policía fue un fenómeno taquillero desde su estreno el 24 de junio de 1987, siendo vista por más de 1 millón de espectadores
“Cualquier parecido con la realidad se debe a que toda ficción se inspira en hechos reales, increíbles a veces, cotidianos usualmente…” con esta advertencia comienza la película venezolana de Solveig Hoogesteijn que cumplió el mes pasado 30 años.
Macu, la mujer del policía fue un fenómeno taquillero en Venezuela desde su estreno el 24 de junio de 1987, siendo vista por más de 1 millón de espectadores en aquella época.
Contada de forma retrospectiva, la cinta muestra por retazos lo que ha sido la vida de la protagonista, interpretada por una joven María Luisa Mosquera, quien era modelo en París cuando le ofrecieron el rol.
“Tú me jodiste mi vida, mi abuela también me la jodió, me vendió… ¡Te das cuenta Ismael, quien me queda eres tú! ¿Qué sé hacer yo? Nada” dice Macu en una de las últimas escenas del filme. Si es cierto que en la infancia comienza todo, la vida de la protagonista de esta historia fue esculpida por otros desde su nacimiento.
El filme no ahonda solamente en la tragedia (el sonado caso Mamera), más bien lo hace en las razones que la propiciaron. ¿Dónde comienza el conflicto? ¿Cómo llegó la protagonista a esas circunstancias? ¿Quiénes permitieron que su camino se torciera? La directora intenta responder esas preguntas.
“Yo no podría afirmar de manera directa que «Macu, la mujer del policía», sea una película sobre el caso Mamera. Evidentemente que esta circunstancia me ha inspirado, pero no para hacer un reportaje. Lo que me llamó la atención de todo esto fue cómo una niña de doce años, se ve, de pronto, obligada a transitar una existencia dura, llena de pruebas difíciles, para lograr sobrevivir” dijo Hoogesteijn en una entrevista concedida al diario El Nacional, el 23 de junio de 1987, un día antes del estreno de la película.
Esta cinta, más que la narración sobre un triángulo amoroso o una historia de violencia, es una postal triste sobre las consecuencias de la pobreza, el hacinamiento y la falta de orden, que se pueden vivir en cualquier barrio de América Latina.
Macu inicia un periplo amoroso con Ismael (Daniel Alvarado) desde la niñez, para luego enredarse con Simón (Frank Hernández ahora conocido como Frank Spano) arrastrando a todos y a sí misma –sin proponérselo- a un final trágico.
Poesía en el barrio
La narración de este relato sobre marginados está llena de sutilezas, de pequeños detalles que cobran sentido a medida que la cinta avanza, y en esto ayuda mucho la música realizada por Víctor Cuica. La banda sonora envuelve todo, acompaña a la trama y a los personajes, te pone en situación.
La escena de amor entre Macu y Simón, viene muy bien como ejemplo, es la única en la que podemos ver a la protagonista reírse, disfrutar. Quizás el sexo es el primer ámbito de gozo en algunos círculos sociales, la única hendija de libertad y distracción en esos lugares donde la pobreza es el pan de cada día. Paradójicamente, también es el generador de conflictos y muerte.
Ahora que han pasado treinta años de su estreno, conviene preguntarse si “Macu, la mujer del policía” sigue teniendo algún eco en la vida nacional. Habrá que volver a verla para que cada uno saque sus propias conclusiones.
La cita: “Yo voy a pasar a la historia como el autor del crimen perfecto”
Calificación: Buena.
Cine Nacional: Macu, la mujer del policía (1987)
Dirección: Solveig Hoogesteijn
Guión: Solveig Hoogesteijn, Milagros Rodríguez.
Fotografía: Andrés Agustí
Producción: Olegario Barrera
Montaje: José Alcalde
Música: Víctor Cuica
Reparto: Daniel Alvarado, María Luisa Mosquera, Frank Hernández, Tito Aponte, Ana Castell, Iván Feo.