Hemos tenido unos días intensos… unas semanas… unos meses… unos años… 18 años de Revolución Bolivariana y Chavista. No. En realidad la pelea contra Mister Danger se remonta en Venezuela –al menos- a un par de siglos. Simón Bolívar confronta a Mister Irving y nuestro Comandante Chávez enmienda y dice que es Mister Danger. El mismo nefasto Bush que oloroso a azufre fue a discursear en los espacios protocolares de las Naciones Unidas. El mismo Barack Obama o Donald Trump. Todos son uno: Mister Danger, el que acaba de encarnar en un lacayo como el “latino” Luis Almagro para discursear ante la OEA exigiendo la aplicación de la “Carta Democrática” contra el pueblo de Venezuela.
Mister Danger revestido de parlamento traidor y apátrida en la mayoría derechista que controla el poder legislativo en Venezuela, y al que sólo le falta hablar inglés para tener la perfección de sus genuinos. “¿Qué hermanos son estos, los del Norte, que hasta la España reconoció nuestra independencia y ellos se niegan a hacerlo?”, se pregunta acongojado Simón Bolívar, clamando unidad de los pueblos, al constatar que “Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados a plagar la América de miseria, a nombre de la libertad”.
Pero también lo haría Hugo Chávez hasta el último aliento de su vida, porque “el destino de Venezuela no me será indiferente, ni aún después de muerto”, como lo repetiría, textualmente, de la voz de su mentor y principal fuente en el árbol de la Tres raíces.
Nuestro pueblo patriota acaba de librar una nueva batalla simbólica, cuyos escenarios se objetivaron, especialmente, en redes 2.0, en medios radioeléctricos y tradicionales de la prensa. Pero también en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en todo el aparato hegemónico que ella representa, al servicio del Departamento de Estado y de sus aparatos de dominio político y militar. Se quiso aplicar la “Carta Democrática” contra Venezuela pero todos sus proponentes terminaron derrotados ante la contundencia de las convicciones Bolivarianas y Chavistas, de un pueblo que se apostó en las calles, mientras sus voceros, como la Canciller Delcy Rodríguez y el Embajador (ante la OEA) Samuel Moncada, lo hacían en las tribunas de oradores insitucionales.
El espíritu del mayor y más antiguo de nuestros antiimperialistas universales, Sebastián Francisco de Miranda, de nuestras y nuestros ancestros anticolonialistas y de los libertadores Simón Bolívar y Hugo Chávez, volvieron a triunfar, al lado de las y los patriotas, en esta confrontación por la defensa de nuestra soberanía, de la conquista definitiva de nuestra independencia y la conformación de la Patria liberada y socialista.
Ahora, cuando la memoria mirandina de un Leander artillado por una imprenta que sigue disparando misiles de verdad comunicacional, para la Revolución Bolivariana es imprescindible ganar también en el terreno simbólico de todas las redes comunicacionales y, especialmente, de las correspondientes a los espacios 2.0 y 3.0. Total, al igual que en La Victoria del General José Félix Ribas, no hay opción entre vencer o morir ¡Necesario es vencer!
Ilustración: Iván Lira