“You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will be as one”
John Lennon
Hay quienes dicen que momentos. Pero el momento es una extraña unidad de medida cuya duración, peso y cuantía, es muy difícil de establecer.
Simón Bolívar, quien se autodefinió como «el hombre de las dificultades», debió haber soñado con la felicidad como una «suma» de logros sociales, económicos, políticos y militares que, bajo una guía moral y de saberes, condujera a las y los ciudadanos, a darse «el mejor de los gobiernos».
En toda la vida republicana de Venezuela, el mejor Gobierno es todavía una construcción que debe anclarse a la lucha por el socialismo, es decir, por la sociedad de las y los iguales.
La utopía de la justicia y la igualdad en unas relaciones de producción de nuevo tipo, capaces de superar la explotación capitalista, es clave entonces de la felicidad por llegar como fruto del esfuerzo revolucionario en el presente.
Creo que fue John Lennon, el inconforme chico de Liverpool, integrante de los Beatles y diseñador poético-musical de «un mundo sin guerras» y donde se pudiese vivir definitivamente en paz (Imagine all the people / Living life in peace…), quien contó que de niño siempre escuchó a su madre decir que «la felicidad es la clave de la vida» por lo que se planteó desde muy temprano, poder alcanzar esa meta.
Al llegar a la escuela, en esas estereotipadas y bobas preguntas que suelen hacer muchas maestras, la del niño de esta historia le dijo a sus alumnos que qué querían ser cuando grandes y la respuesta (¿De Lennon?) fue: «¡Feliz!».
Parece que esa «compleja» respuesta confundió a la maestra, quien le dijo al niño: «creo que usted no entendió la pregunta». Pero la precoz sabiduría de aquel niño, le llevó a añadir: «creo que usted no entendió la vida».
La felicidad es una sabiduría hecha «clave de la vida», no hay fórmulas para llegar a ella. Pero, la felicidad social es una clave de la vida que está asociada -por ahora, en capitalismo- con la conciencia de clase proletaria y con la consecución de unos fines que sólo la dialéctica los logra definir en justicia e igualdad social.
¿Cuánto dura la felicidad? No queremos ni podemos hacer predicciones. Pero de algo sí estamos seguros y es de que ella requiere de nuestra conciencia, de nuestra permanente reflexión crítica y autocrítica y de nuestra participación militante para construir la Patria nueva. La lucha es larga. Requiere, no lo dudo, de la revolución comunista que, en Venezuela la llamamos Revolución Bolivariana y Chavista.
Ilustración: Xulio Formoso