Recuerdo y conservo con recelo las palabras que Carlos Cruz-Diez dirigió hacia los jóvenes venezolanos, hacia nosotros, en 2017, cuando Venezuela atravesaba por una de las más grandes y enérgicas olas de protestas.
Por el descontento por el sistema político, descontento por la crisis económica, descontento por las burlas, descontento por los que lloraban y no conseguían consuelo, descontento por las muertes, por la escasez de alimentos, medicinas y de dignidad, por la corrupción, la indolencia, por los niños que comían de la basura. Casi por todo.
En una carta y entre algunas líneas Carlos logró darnos ánimos y calmarnos, de alguna forma. El arte es necesario y no requiere de palabras para expresar cualquier cosa, pero en este caso no se trataba del arte propio sino de la situación que también lo pisoteaba y que aún pisotea.
En momentos como los que todavía vivimos me parece bastante oportuno recordar algunas sabias palabras y extraordinarias que están plasmadas en la carta que el maestro nos envió a todos, y aquí las comparto con ustedes. Carlos Cruz-Diez en fragmentos para llevar:
Quiero manifestar la admiración por la decidida actitud que les ha llevado a enfrentar a un régimen construido sobre un modelo agotado y obsoleto que se ha empeñado en destruir los valores humanos que son la única garantía para construir una sociedad basada en la dignidad, el progreso y la justicia social.
Si mi esfuerzo en la vida para lograr ganar un lugar en el mundo del arte pueden servirles de referencia, les digo que eso lo logré gracias a realizarlo en un contexto de plena libertad, y la libertad solo se logra en democracia. Una libertad sin prejuicios ni dogmas.
Me fui de Venezuela porque eso era una situación humillante, allí no había lugar para la cultura ni el arte. El objetivo de un militar es destruir o demoler al enemigo. Al contrario, el arte es generoso, un artista sirve para enriquecer el espíritu de sus semejantes. El arte en todas sus manifestaciones, la poesía, la literatura, la música, la danza, el teatro, la pintura, todos esos son nutrientes para el espíritu de un pueblo.
Conducir la economía de un pueblo basándose en un dogma, es contradictorio porque un dogma no es necesariamente una verdad ni corresponde al comportamiento de la sociedad. El dogma es una creencia, un supuesto que pretende volver estático e inamovible el pensar y sentir del individuo que está en una continua evolución.
El ignorante promueve la ignorancia, sin darse cuenta de que está provocando el aislamiento y la destrucción de su propio país y que al final, conllevará irremediablemente a su propia destrucción. Digo esto como artista, ya que el arte no tiene ideología. Si el arte fuese una ideología impregnada de fanatismo, necesitaría aplastar, encarcelar, torturar o matar a sus enemigos para hacerse entender. Ningún artista mata a otro porque no le guste su discurso.
Cada quien tiene que pensar en ser autónomo, autosuficiente y generar riqueza para sí y para los demás. A los jóvenes los animo a que se planteen estos objetivos. Hay mucha gente pensante, inteligente en nuestro país, por eso tengo la esperanza que un cambio definitivo se aproxima. Es una certeza, de allí la motivación para compartir estas reflexiones.
He visto con dolor la diáspora de jóvenes talentos que han salido del país y las fotografías de sus partidas sobre mi obra en el aeropuerto de Maiquetía. Solo espero que ésta sea un motivo de reencuentro en un futuro cercano.
A mis 94 años, les digo con sinceridad que les ha tocado vivir una época extraordinaria porque todo está obsoleto y hay que inventarlo de nuevo, hay que inventar un nuevo lenguaje político que hable de democracia, de valores éticos, de libertad, progreso y justicia social, hay que inventar la educación y crear un país de emprendedores, artistas e inventores, un país digno y soberano en el contexto global, en fin, en Venezuela hay que inventarlo todo. ¡Qué maravilla!
Claro que después de leer estas palabras, provenientes de una persona que logró tanta importancia en el mundo, un venezolano que resaltó por su talento, uno se siente motivado a continuar y a no permitir, de ninguna forma, que las palabrerías y vaguedades de algunos nos distraigan de nuestro objetivo: alcanzar ese país de oportunidades, de sosiego y de desarrollo.
Gracias, Carlos. Gracias por tus palabras y tu arte incalculable.
Haz click aquí para leer más contenidos publicados en Intronersos