(Capítulo 4: Un ‘remake’ de ‘la caída de Pérez Jiménez’ que no funcionó)
«Al cumplirse una década de la primera revisión que hiciera el Estado venezolano de las concesiones de la TV (Jaime Lusinchi, decreto 1577), dedicamos la columna del lunes pasado, la anterior, la primera, esta columna, y las próximas 5, a analizar cómo la República llegó a la decisión soberana de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV). En esta entrega, conocerás cómo el canal que dirigía Marcel Granier, en complicidad con toda la TV de la época, intentó invertir los acontecimientos, y engañar a Venezuela y al mundo, dando el carácter de ‘dictadura’ a un gobierno legítimo y democrático, y de ‘democracia’ a una tiranía impuesta por una cúpula militar corrupta, y la economía parasitaria, que pretendía torcer la voluntad del pueblo venezolano, que apoya la propiedad del Estado sobre Petróleos de Venezuela (PDVSA) y todas sus reservas de petróleo en la Constitución de 1999, para entregarlas a Estados Unidos, en la figura de un triste expresidente de Fedecámaras: Pedro Carmona Estanga»
Ante la rendición, tras 14 años, de una TV que estuvo al servicio del ataque contra Venezuela, contra las y los venezolanos, contra su legítimo gobierno, su Constitución, su cultura y tradiciones, el espacio lo han tomado las redes sociales. Este sábado, el presidente de la República, Nicolás Maduro, recordó a las y los jóvenes del Partido Socialista unido de Venezuela (PSUV), recordó que fueron las principales televisoras privadas de Venezuela, las que llevaron la bandera de la conspiración contra la democracia durante el período más duro que le tocó enfrentar a la Revolución Bolivariana en la primera década del siglo XXI (2000-2004)
Como todos los medios de comunicación involucrados con la ruptura del hilo constitucional durante el golpe de estado de abril de 2002, RCTV dio al derrocamiento del Presidente Chávez, electo por la mayoría de las y los venezolanos, el mismo tratamiento de victoria y júbilo que sucedió al derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, dictador al que nadie eligió, en 1958.
‘El Libro Blanco sobre RCTV’ nos presenta la transcripción del mensaje que, desde la madrugada del 12 de abril de 2002, RCTV proyectó a través de su pantalla, usando de forma retorcida el himno nacional, que une a todas y todos los venezolanos, para ensalzar el asalto al poder de la élite que gobernó a Venezuela hasta 1998, manipulando a una masa, convocada a marchar el 11 de abril, y provocando la violencia que trajo como consecuencia el irrespeto a la voluntad electoral del pueblo venezolano:
“La bandera amarilla, azul y roja, ondeó hoy con bríos de democracia, agitada esta vez, para siempre, por los vientos de la libertad. En la histórica jornada, el pueblo venezolano se encargó de izar el glorioso estandarte, tan alto como su voluntad de no claudicar ante los designios de un oscuro régimen. Quizá desde ahora el amarillo reflejará no sólo las riquezas de la naturaleza, sino también el tesoro de la dignidad nacional. Quizá, el azul sea a partir de este momento un océano de esperanza y el rojo, que evoca en la memoria orgullosa la sangre de los héroes que forjaron nuestra emancipación nos recuerde eternamente a los mártires de esta fecha, regando la tierra con su ejemplo de lucha y honor. Desde ya un torrente de paz, de civismo, orden y respeto volverá a plenar los cauces constitucionales para reinstaurar la autonomía de los poderes, y el debido rol de cada entidad, de cada persona. Y a quien nos ocupa la misión de informar, asumir, una vez más, con mayor empeño, un compromiso que es sagrado por el porvenir del país”.
Este mensaje demostró el apoyo de RCTV al derrocamiento del Presidente Chávez, y la presencia de Marcel Granier, el 13 de abril de 2002 en el palacio de Miraflores, junto con los dueños de Globovisión, Guillermo Zuloaga y Alberto Federico Ravell (después de leído el decreto de Carmona el 12 de abril de 2002, decreto con el que supuestamente todos ellos estaban en desacuerdo demostró apoyo a quienes tomaron el Poder de forma ilegítima ese día.
Todo lo anterior constituyó violación, no sólo a los Artículos 171 y 208 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, o al artículo 53 del Reglamento de Radiocomunicaciones de 1984, reformado en 1992, vigentes entonces, y causales para revocatoria de la concesión a RCTV.
Pero además, todo este apoyo que RCTV dio, tanto al ilegítimo gobierno instalado el 12 de abril de 2002, como al asedio que sufrió la Embajada de Cuba en Venezuela durante esas horas, pasando por la persecución a militantes y funcionarios de la Revolución Bolivariana, símbolo de apoyo a las acciones del gobierno golpista, constituyó delito, según nuestro propio Código Penal, en su Artículo 144, numeral 2, de fecha 20 de octubre del 2000:
“CAPITULO II De los delitos contra los Poderes Nacionales y de los Estados
Artículo 144: Serán castigados con presidio de doce a veinticuatro años:
1.- Los que se alcen públicamente, en actitud hostil, contra el Gobierno legítimamente constituido o elegido, para deponerlo o impedirle tomar posesión del mando.
2.- Los que, sin el objeto de cambiar la forma política republicana que se ha dado la Nación, conspiren o se alcen para cambiar violentamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.
En la próxima entrega presentaremos otras violaciones cometidas por RCTV, esta vez como promotora de la criminalización a ciudadanos y ciudadanas de Venezuela, incluso, cuando se develó su participación en el golpe de estado de 2002.