La empresa privada, a través de ciencias de la comunicación como la identidad corporativa, la comunicación corporativa, y las relaciones públicas, ha desarrollado mecanismos para crear en sus trabajadores sentido de pertenencia, no solo por la empresa, sino por compañeros y compañeras de trabajo, incluso por su antagonista de clase: El Jefe
Cinco de marzo, 2013 – 6 de la tarde – Oficinas del Banco Central de Venezuela, unos trabajadores de la institución toman alcohol y celebran, sin motivo aparente. Su extraña celebración coincidió con el fallecimiento del Jefe del Estado, Hugo Chávez Frías.
Ocurrió lo mismo en oficinas de CANTV, con una diferencia: a los trabajadores desleales con la institución se les mostró el video de su absurda celebración. Descubiertos, prefirieron renunciar, para evitar que tal insensibilidad humana, donde ellos eran los protagonistas, trascendiera.
El pueblo se expresó, Nicolás Maduro, dirigente leal al Jefe del Estado, Hugo Chávez, y a la Revolución Bolivariana, Constituyente, Presidente de la Asamblea Nacional, y Canciller vencedor de la integración latinoamericana, fue electo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, contra toda una campaña psicológica de mentiras, descalificaciones y, lo más grave, sabotajes internos en servicios que el Estado está obligado a prestar.
Los ciudadanos venezolanos no deben ser discriminados por su posición política para trabajar en el Estado, pero ¿Qué ocurre cuando su posición política se convierte en activismo negativo, dirigido a poner en peligro la seguridad de Venezuela, o en caso menor, pero no menos importante, a la Institución en donde trabaja?
¿Cuántos de esos votos chavistas, que sufragaron por la MUD el 14 de abril (o el 6 de diciembre a favor de esta Asamblea Nacional de derecha, que está hoy en desacato a la Constitución y las Leyes de Venezuela, y que no ha cumplido nada de lo que ofreció a sus votantes) fueron confundidos por la propaganda?
Pero (esto sería lo grave) ¿Cuántos de aquellos votos fueron de los llamados ‘mata-votos’, a quienes Luis Britto García define como los que buscan sabotear desde adentro la acción de gobierno, con ineficiencia y mala gestión, para sumar votos a la gente que, como la MUD, dice que ‘este sistema no sirve’?
Consideramos necesario que la TV se convierta en centro de debate abierto sobre este tema: La libre posición política de una funcionaria o funcionario público, versus un activismo negativo, que busca sabotear, presentando un ‘Estado inservible’ ante la frustración de no obtener votos a favor del neoliberalismo como propuesta.
Me hacen reír, amistosamente, aquellas y aquellos que colocan a la empresa privada como modelo de organización laboral, que dicen que ‘el Estado debería funcionar como la empresa privada’, pero no quieren que el Estado elija para ocupar sus cargos al trabajador o trabajadora, no solo idónea profesionalmente, sino con sentido de pertenencia a la institución (en este caso, sentido de pertenencia a Venezuela, que significa más que haber nacido en el país, o tener una cédula de identidad, y mucho más, si se trata de ocupar un cargo en el Estado venezolano).
Puede ser que no te gusten las galletas, la cerveza, o la harina que produce la fábrica privada donde trabajas, pero si quieres que Venezuela avance, gracias al trabajo que haces para el Estado, ser Patriota es un requisito indispensable.