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Constituyente de la comunicación: EXPERIENCIA–LIBERTADES–CULTURA-INDUSTRIA

“La Cámara de Radiodifusión, la de televisión y el Bloque de Prensa se oponían a los artículos que consagraban el derecho a la información veraz y la réplica (57 y 58)… Fedecámaras a casi todos los artículos, o mejor dicho, al texto completo… El artículo sobre información veraz convocó a defensores y detractores a la Asamblea Constituyente. Desde una universidad privada llegó la marcha encabezada por una docente y el entonces presidente del Colegio de Periodistas, Levi Benshimol. Me encomendaron recibirlos… El argumento de los jóvenes estudiantes era cronológico y redundante: “Estás viejo, pure”. Verdad irrefutable a mis cincuenta años, con medio siglo sin derecho a réplica… la profesora Patricia Poleo acudió en ayuda de sus alumnos y me definió con precisión: “¡Eres un marginal!”. La tajante alusión me pareció precisa y didáctica y respondí: “¡Eso es información veraz!”
(Earle Herrera: Historias mínimas de la Carta Magna, 2016)

El presidente Nicolás Maduro, al formalizar la convocatoria a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, nos dijo con otras palabra lo que el Constituyente Earle Herrera, no solo contó en su libro sobre lo ocurrido en aquellos días de 1999, sino que contó a nosotros, estudiantes de su cátedra, cuando cursamos nuestros estudios de Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela: Venezuela hoy avanzó en el 80% de las metas que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) debía cumplir para dejar atrás el siglo XX. Aquella Venezuela, que pedía cambios puntuales que describiremos en nuestra próxima entrega, ha quedado satisfecha en un 80%.

Mucha agua ha corrido en los ríos de la época más aleccionadora, en lo comunicacional (y en muchos otros aspectos), de la historia de Venezuela. Basándonos, incluso, en la cita anterior de Herrera, decirle ‘marginal’ a alguien era, entonces, un factor unificador en el país dividido que fuimos antes que Chávez visibilizara esa división, para acabar con ella. Las y los ‘alumnos’ de una universidad privada, estudiaban, no para obtener conocimientos por la vía de una transacción económica, sino para obtener un estatus que, aun siendo ‘marginales’, les diera un puesto en ese exclusivo mundo de la comunicación, privilegio de pocos, no derecho de todas y todos, como hoy.

Se abren nuevos horizontes para nuestra Carta Magna, y con ellos, nuevos horizontes para una Venezuela que (como veremos más detalladamente en nuestra próxima entrega), es un país distinto al final de atraso, complejos, y desnacionalización, que vivió el siglo XX.

Nuestra misión, específicamente, es la constituyente de la comunicación, reconociendo lo que hemos logrado, y haciendo precisa la Constitución para, sentadas las bases con Chávez, construir el edificio con Maduro, y en los años por venir.

Son cuatro los factores que, en nuestra opinión, deben considerarse en esta constituyente comunicacional, para ser traducidos en artículos de la Constitución (o perfeccionamiento de los ya existentes)

EXPERIENCIA: Aprendiendo a informar, a difundir información, y a distinguir la manipulación

La Constitución de 1999 nos dio a las y los venezolanos la misión de informar y difundir información, en su artículo 57:

Artículo Escenario superado Escenario por superar
57 En términos prácticos, quien difunde de forma anónima, o visible, propaganda de guerra, mensajes discriminatorios, incluso quien, una vez descubierta la verdad, oculta o prohíbe a los funcionarios públicos informar sobre los asuntos bajo sus responsabilidades, reciben el rechazo (o el ‘apagado’) de importantes sectores de la población.  A diferencia de otras experiencias en el mundo, no es la censura de un gobierno, o medidas de silenciamiento, lo que ha hecho que hoy haya cambiado la correlación de fuerzas en la televisión en Venezuela, han sido las continuas derrotas electorales (signo de rechazo de la población), es decir, la inversión que la televisión privada hizo, de 1999 a 2013, para cambiar un gobierno, y terminar con una revolución, con mentiras, fue dinero perdido, ellos nunca asumieron la responsabilidad de sus actos, pero el país, la sociedad venezolana (incluso la opositora, que hoy, enferma de extremismo, rechaza a Globovisión por no tener la misma posición que los enfermó) les impuso las consecuencias de su irresponsabilidad.  Con la experiencia aprendida de la Constitución de 1999, y su ley consecuente (Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos) ahora podemos enfrentar el nuevo escenario de guerra comunicacional que se nos plantea. Las redes sociales son el nuevo campo de la guerra, ya no es la propaganda de guerra, sino la guerra psicológica lo que se impone, en ese lugar que no puedes dejar de ver, porque allí recibes tus llamadas, y envías tus mensajes: Tu teléfono.  Los medios tradicionales (prensa, radio, la TV por suscripción, y la TV nacional de señal abierta, que sigue siendo el principal punto de referencia informativo de las y los venezolanos) ahora son los multiplicadores de la información, por diversas vías (propaganda encubierta en espacios de entretenimiento, visibilización de la fachada pacífica de las marchas opositoras, omitiendo el terrorismo que ataca tras las marchas, o en las noches) Este escenario debe contemplar nuevas formas para:  1.  Que todas y todos los venezolanos sepan, como aprendimos sobre la prensa, la radio, y la TV, cómo se crean los mensajes para las redes, sabiendo distinguir entre un mensaje espontáneo y un mensaje planificado.2.  Que además sepan discriminar y actuar ante la información veraz, la propaganda de guerra, y la guerra psicológica.3.  Que sepamos hacer uso de las redes sociales, y todas las tecnologías de la información que forman parte de esta época.4.  Y lo más importante, que sepamos producir los contenidos que hacen posibles esas redes sociales (que conocemos como ‘multimedia’ –contenidos escritos, radiales, televisivos, e, incluso, cinematográficos. Conocer cada lenguaje, para crearlos con eficiencia)5.  Crear mecanismos jurídicos para crear centros de contrainformación, y “grupos de la verdad” (focus groups) que permitan des-programar a quienes han sido víctimas de la guerra psicológica, con una re-programación a través de la verdad, entendiendo que la verdad es poderosa, solo basta con darse cuenta

LIBERTADES: De recibir Información veraz y oportuna, para vencer en la lucha por nuestra libertad de expresión

La Constitución de 1999 nos dio a las y los venezolanos la misión de luchar por la libertad de expresión, que es un derecho de cada ciudadano y ciudadana, no solo la libertad de expresarse, sino de protegerse del mal uso de la libertad de expresión de otros, en su artículo 58: 

Artículo Escenario superado Escenario por superar
58 La irresponsabilidad de los desprestigiados políticos que fueron gobierno en el siglo XX, sumada a la torpeza de los medios privados, construyendo un discurso falso disfrazado de ‘información, fueron la escuela del pueblo venezolano para aplicar este artículo 58 de la Constitución.  Con el ejemplo del presidente Hugo Chávez (“todo el mundo puede hablar en Venezuela, pero yo voy a hablar también”) se dio la primera lección de comunicación libre y plural, cumpliendo (o al menos señalando) deberes y responsabilidades que, tras la experiencia aprendida (golpe de Estado, paro y manipulación informativa, 1999-2004) derivaron en la Ley RESORTEME. Venezuela ha aprendido lo que es información oportuna (que incluye, por ejemplo, lo oportuno de la historia, que nos explica el porqué de las cosas, y señala la posición de cada actor en distintos momentos, para que el receptor de la información decida de forma correcta) veraz (lo más polémico de este artículo cuando se discutió en la Constituyente de 1999, y la mejor escuela de un pueblo venezolano que hoy, por fin, pregunta y pide, cuando recibe una información ¿Quién dijo eso? ¡Muéstrame el video!) imparcial (no se ha logrado la imparcialidad, pero si el descubrir de qué lado está el que informa, y si dicha parcialidad influye en lo que informa) y lo más importante, sin censura (no es necesaria la censura, porque toda noticia se discute en lo que antes no existía, espacios radiales y televisivos dedicados al análisis crítico de los mensajes que recibimos a través de los medios de difusión). Finalmente, las niñas, niños y adolescentes, han formado parte del tema de qué información deben recibir, y especialmente, el no ser parte de informaciones que puedan afectar su desarrollo integral. Ahora bien ¿Cómo garantizar que la réplica y la rectificación exista, y que las informaciones inexactas o agraviantes sean castigadas con justicia?, el único que ha ganado una demanda contra los medios de difusión que han vivido de la difamación, ni siquiera es un caso iniciado en la Quinta República, sino en la cuarta, ha sido el Doctor Adolfredo Pulido Mora médico difamado por el Diario ‘El Nacional’, y que los venció, después de 21 años luchando, no por dinero (que también recibió, como resarcimiento como parte de la demanda exitosa), sino por su honor y reputación, valores que deben recuperarse en una Venezuela donde cualquiera es acusado de ladrón, y ahora más, aprovechando la polarización política. Si el artículo 57 se especializa en los derechos y deberes de las y los emisores de información, el artículo 58 se orienta a los derechos y deberes de las y los receptores,  Con la experiencia obtenida, este artículo debe derivar en precisiones que desarrollen, específicamente, los derechos de los usuarios y las usuarias de los medios de difusión (incluyendo las redes sociales) Ahora que las redes sociales abren un nuevo espacio, donde el anonimato es posible, donde la amenaza o el llamado ‘bullying’ es posible, deben ser estudiadas, para lograr el castigo ejemplarizante a estas prácticas que, incluso, son materia de defensa y seguridad de la Nación, aplicando todo el conocimiento que permita evitar lagunas o cualquier problema de aplicación práctica de la Constitución y las leyes en esta materia. Debe continuarse en la formación y organización, a nivel local y nacional, de los Comités de Usuarios y Usuarias de los medios de difusión (dentro de una plataforma que garantice una infraestructura nacional, los consejos comunales y comunas, por ejemplo, que también serán materia de la nueva Constitución) Deben desarrollarse los mecanismos más eficientes y vinculantes (una superintendencia, por ejemplo) para la defensa de los derechos comunicacionales de los usuarios y usuarias, a recibir información oportuna, veraz, imparcial y sin censura, pero también, a garantizar que el derecho a réplica y rectificación sea vinculante, obligue a las y los comunicadores (como especialistas) y a las ciudadanas y ciudadanos (como actores del derecho a expresarse) a asumir su responsabilidad, en caso de difamación, información que agravie, o informaciones inexactas.

CULTURA: Precisión en los derechos culturales y a la creación

Hoy, en Venezuela, todas y todos formamos parte del paisaje, especialmente después de la crisis económica que nos impusieron durante el 2002-2004, eso significó una revolución cultural, basada, entre otros, en el artículo 98 de la Constitución:

Artículo Escenario superado Escenario por superar
98 Todavía la creación cultural tiene problemas para desarrollarse, pero tiene la libertad que nunca tuvo.  La difusión de la obra creativa, científica, tecnológica y humanística se logró con el solo hecho de abrir todos los medios de difusión (inclusive medios propios, medios comunitarios y alternativos), tras la primera derrota de los monopolios mediáticos con la Ley RESORTE, en 2004, que significó la ruptura de un verdadero cerco cultural que una radio y televisión, con visión favorable a la industria cultural, imponía, no solo contra la expresiones tradicionales de Venezuela, sino a expresiones que, si bien no son originarias de Venezuela, significaban rebelión o inconveniencia para el sistema que también dominó la Venezuela del siglo XX (el metal, por ejemplo, y las expresiones urbanas, no solo fueron invisibilizadas por los medios de difusión, sino que, a través de los grupos multimedios – grupos que no solo tienen canales de televisión, radios, o periódicos, sino disqueras, que garantizaban el círculo perfecto de difusión, solamente, de los contenidos que estos grupos empresariales consintieran – buscaban suplantarse con grupos que hacían la misma música, pero vacía de contenido) Si antes la industria cultural avasallaba la creación cultural venezolana, no solo con un marco legal favorable, sino también con la imposición en nuestra radio, cine y TV de sus productos, el advenimiento de las redes sociales hace más complicado aún este escenario. Los grandes capitales son los que tiene el principal acceso en la red que ellos han desarrollado (y controlan) Sí, ahora es posible hacerse una ‘televisión a la carta’, a través de youtube, incluso una ‘radio a la carta’, eligiendo uno mismo sus propios contenidos, armando su propia programación.  Pero ¿Cómo un usuario de la red arma su programación? Con los contenidos que, a través de la radio y la televisión (además de lo que imponen los nuevos métodos publicitarios que ofrecen las redes: videos virales, publicidad previa al video que quieres ver en youtube, ‘influenciadores’, etc.) te impone la industria cultural. Es difícil la búsqueda de música o contenidos por propia iniciativa (principalmente, porque las ‘otras opciones’ que te ofrece youtube, por ejemplo, están asociadas con lo que buscas, y además con lo que paga por aparecer –generalmente, material conocido por todos, que puedes ver en todos lados-) Por eso, la tarea, el reto, que tiene Venezuela en esta nueva Constituyente, es generar un marco legal que industrialice la creación cultural, a través de la inversión que garantice la producción y la protección legal de los derechos del autor o de la autora (que ya ha comenzado a verse con el SAPI, respecto a la protección legal del derecho de autor, y a SACVEN, en la búsqueda de dar a los músicos el fruto económico por su creación)

INDUSTRIA: Desarrollo de la radio y la TV en Venezuela

El desarrollo de la economía debe abarcar todos los aspectos de la vida nacional, incluyendo la comunicación, no es de extrañar que en la ‘Expo Venezuela 2017’ existía el pabellón de los medios de difusión (principalmente de la televisión) como actores de la economía nacional.                      El nuevo texto, nacido de la nueva Constituyente sectorial (sectores de la comunicación) y popular (todas y todos los actores de la vida nacional), según nuestra óptica, debe enfocarse en concretar el modelo postpetrolero, que no pasa por otro aspecto que el fin de la atrasada economía de monopolios y oligopolios que tenemos en Venezuela, para una economía donde participen todos los actores de la vida nacional, privados, públicos, y comunitarios. El actual Artículo 113 es el que proponemos aplicar como marco del cambio:

Artículo Escenario superado Escenario por superar
113 Otros artículos de la Constitución (los vinculados al control del Estado de los recursos naturales del país, y los que, al menos, no impedían el desarrollo de formas alternativas de economía) crearon conciencia nacional sobre la existencia de los monopolios, que son contrarios a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La distribución del ingreso petrolero para desarrollar la economía, en principio, y considerando que los monopolios eran, entrado el siglo XXI, la única forma de garantizar empleo, en un país donde no era la preocupación el desabastecimiento, sino el trabajo. ¿Qué falta? Lo estamos viviendo en el boicot masivo a la economía venezolana, por razones políticas (cambiar el gobierno y el sistema), que lideran las empresas privadas con posición de dominio sobre los bienes y servicios, en un país donde históricamente, por la misma cultura rentista, no se desarrolló una economía diversificada, no petrolera. Lo que falta es liberar las amarras que tiene la economía, para que todas y todos los actores nacionales sean potenciales actores económicos, y además desarrollen todas sus capacidades y talentos en esta Venezuela donde falta todo por hacer. En la televisión venezolana, y en la producción de contenidos en general, existe, no solo la posibilidad de liberar culturalmente a Venezuela (y además, la percepción que el mundo tiene sobre Venezuela) sino la posibilidad de desarrollar una TV de exportación, aspecto en que Venezuela tiene una amplia experiencia, que ya hemos explicado en otras entregas. La nueva realidad comunicacional, que ya no solo incluye llenar horas de transmisión en unos cuantos canales de TV (que serán más numerosos, con el advenimiento de la TV digital), sino minutos, segundos, en Internet, va a requerir de romper monopolios, en breve: 1.  Constitucionalizar la Producción Nacional Independiente2.  Constitucionalizar la Comunicación Popular3.  Desarrollar jurídicamente todas las bases industriales (con capital mixto, o público) para  la producción de contenidos (educación, producción, transmisión, doblaje desarrollo e inserción de contenidos dentro de las redes, etc.  Dejar clara la inclusión de la producción audiovisual dentro de las políticas de exportación nacionales, que permitan su autosustentabilidad.

La Revolución Bolivariana, como toda revolución, es un cambio permanente, si el mundo va adoptando nuevos modos de hacer las cosas, la revolución debe adaptar esos nuevos modos a la brevedad, para evitar el atraso.

En nuestra entrega del próximo lunes, ya en nuestro día regular, mostraremos la importancia de esta nueva Asamblea Nacional Constituyente para actualizar el marco jurídico a una Venezuela que, definitivamente, superó el fracaso del siglo XX.

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