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El cine de Mauricio Walerstein

Por Luisa Ugueto

La mayoría de la gente que repite esa frase hecha que define al cine venezolano como “relato de malandros y prostitutas” desconoce que hay un sinnúmero de películas de factura nacional de diversa temática: comedias, historias de amor, drama social, entre otros. No sólo la violencia ha sido la protagonista de nuestra filmografía.

Mauricio Walerstein, quien falleció el pasado 3 de julio, precisamente se encargó de generar obras de diverso contenido, que involucran áreas de la vida que no habían sido abordadas en nuestro cine y que incluso actualmente serían motivo de escándalo.

Aunque Walerstein  no nació en Venezuela, realizó  la mayor parte de su  obra en el país y, te guste o no su filmografía,  se le debe reconocer que uno de sus mayores méritos fue que  se atrevió a filmar  historias poco convencionales.

Siempre me ha gustado pensar en Mauricio Walerstein como en un pariente lejano del director inglés Adrian Lyne. En las películas de Lyne, al igual que en las de Walerstein, los personajes forman parte de historias truculentas de  ¿amor? ¿pasión? ¿sexo?, donde  todo termina, en la mayoría de los casos, rematadamente mal. Para Lyne, de igual modo que para Walerstein, el sexo es el punto de partida para la desgracia, la locura y la muerte.

Una de las cintas más famosas de la filmografía de Walerstein es “Macho y hembra” (1985) protagonizada por Irene Arcila,  Elba Escobar y  Orlando Urdaneta.

En una entrevista realizada por Josefina Ruggiero, en el año 1985, Mauricio Walerstein, afirmaba que la filmó en seis semanas intensas: “Llegamos a niveles casi rayamos a la enfermedad mental. Después de las seis semanas de rodaje, todos nos sentíamos extraños. No me había sucedido en ninguna filmación anterior”, comentó el realizador.

Con “Macho y hembra” siento que hubo una intención impetuosa de innovación, de ganas de crear un discurso diferente  de lo que regularmente se había hecho en Venezuela.

No sé cuán importante es lo que se cuenta para que una película valga la pena, suelo pensar que es más determinante cómo se cuenta lo que se cuenta, pues las historias siempre en el fondo son las mismas, lo que cambia es la anécdota, que varía los contextos en los que puede desenvolverse. En este caso, más que la anécdota de un trio amoroso de dos mujeres y un hombre, el tema central de “Macho y Hembra” no es original: la química, el amor romántico, las tentaciones carnales, el placer y los planes de una vida compartida, pero entre tres.

Este  filme de Mauricio Walerstein reflexiona sobre un tema que no ha tenido eco en los años subsiguientes en Venezuela en materia fílmica, pero que sí sigue siendo parte de las historias del cine a nivel mundial, desde “Salvajes” de Oliver Stone, pasando por “Vicky, Cristina, Barcelona” de Woody Allen  y un sinnúmero de películas.

En “Macho y hembra” cobra gran sentido el marco en el cual se cuenta la historia. Las luchas estudiantiles, los hechos sociales de orden público y político, dibujan el perfil de una época, sus sueños, sus circunstancias socioculturales—aparece el caso emblemático del cual existe otra película: el caso Mamera—, que prometía prosperidad y poseía grandes ansias por cambiar las cosas.

Mauricio Walerstein filmó también la muy extraña y malograda “Con el corazón en la mano” donde el sexo también es protagonista, “Móvil Pasional”, “Cuando quiero llorar no lloro”, “Fin de Fiesta”, “De mujer a mujer”, “La empresa perdona un momento de locura”, “Crónica de un subversivo latinoamericano”, entre otros.

@luisauguetol

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