Esta cinta alemana está disponible en Netflix
En América Latina tenemos una mirada de admiración hacia otras culturas que creemos más evolucionadas, tal es el caso de la cultura alemana, que en muchos ámbitos está años luz de nuestras limitadas naciones del Caribe. No obstante, en algunos aspectos e ideologías la vida de los seres humanos no presenta una mayor variación. Al menos así lo evidencia esta película sobre la maternidad o la ausencia de la misma.
La vida que queríamos (2020) de Ulrike Kofler nos presenta a un matrimonio que no ha podido completar el sueño de la familia perfecta: papá, mamá e hijos. La película comienza cuando deciden hacer un viaje para poner en pausa sus necesidades de agrandar la familia, ya que hasta el momento ha sido imposible.
La mejor forma que encontró el director de mostrarnos lo que deseaba contar es uniendo a esta familia de dos con una que podría representar su ideal, compuesta por mamá, papá e hijos, un adolescente y una niña. El matrimonio estéril tendrá que convivir justo al lado con la existencia que siempre han querido materializar. A través de este encuentro ambos grupos humanos podrán en perspectiva su realidad y los conceptos que poseen sobre la maternidad, el matrimonio, la pareja, la familia y las relaciones.
Sorprende que el planteamiento de esta cinta alemana posea elementos que bien podrían encontrarse en la telenovela latinoamericana más tradicional, donde una mujer estéril se hunde en una completa desesperación, mientras es objeto de la burla de su entorno. Es casi imposible creer que aún en los países más avanzados de Europa, como Alemania, el rol fundamental de las mujeres siga siendo el materno y la imposibilidad de ejercerlo se presente como una barrera que parece insalvable para lograr la felicidad.
El largometraje se explaya en hacernos ver que más allá de la educación, el nivel de vida y las profesiones de los protagonistas, la paternidad y la maternidad son aspiraciones que pueden generar insatisfacción si se ve frustrada. Hay un sinfín de elementos que juegan en contra de aquellos que no pueden materializar su deseo de traer niños al mundo. Comenzando por sus propias creencias, que les van a impedir aceptar la realidad sin traumas ni desasosiego.
Tener hijos, embarazarse, parece fácil hasta que no lo es. Hay personas que tienen graves complicaciones y que aún después de someterse a tratamientos complejos y desgastantes no logran su objetivo de tener un bebé.
La vida que queríamos avanza mientras el director juega a ser el abogado del diablo y obligarnos a ver las distintas perspectivas de una misma realidad. Los personajes se hacen preguntas en voz baja y los acontecimientos también los ayudan a encontrar sus propias respuestas.
Con un final casi perfecto, La vida que queríamos refleja la belleza que hay en aceptar las circunstancias que se nos presentan, sobre todo cuando no podemos cambiarlas. No todos debemos vivir vidas similares, encontrar placer en nuestra realidad o aprender a entenderla y celebrarla es la única opción que parece inteligente en algunos casos.
@luisauguetol