Cincuenta sombras liberadas es mucho peor que su predecesora. El último capítulo de la versión fílmica del libro E. L. James está llena de clichés, lugares comunes y monotonía.
La cuestionable trama que une al chico rico Christian Grey (Jamie Dornan) con la tímida Anastasia Steele (Dakota Johnson) se vuelve mucho más cuestionable en esta parte final donde las situaciones son mucho más forzadas (y descabelladas) que en las cintas anteriores.
La historia de la película que esconde detrás de su supuesto carácter “polémico” un discurso arcaico donde el hombre sigue siendo el que domina sexual y económicamente, mientras la mujer es la dulce princesa que espera ser rescatada, no funciona porque cada escena parece un mal chiste. Cada situación del filme podría ser parte de alguna comedia del absurdo o de la trama de una novela mayamera, donde el sexo, los traumas de la infancia, los buenos y malos conforman un relato obvio y reiterativo.
En Cincuenta sombras liberadas al igual que en sus dos predecesoras, los personajes son planos y las escenas de sexo (llenas de desnudos parciales) son una excusa para generar tensión y una emoción de aire acondicionado.
En esta última parte, Anastasia y Christian se casan y tienen sexo en todos los lugares inimaginables, los malos acechan (sin motivo alguno) y los traumas infantiles del protagonista ponen la cereza en el pastel de los conflictos del joven matrimonio.
La película es un despropósito desde la primera escena porque su trama no tiene un conflicto verosímil, el filme dirigido por James Foley es soso, aburrido y predecible.
De la película lo más chocante es su alarde sobre todo lo relacionado con el sexo, se nos vende como una cinta moderna y transgresora, pero su guion expone todo lo contrario: un cuento sobre una chica virginal y un millonario sexualmente activo.
¿Dónde está el elemento que genera el escándalo en esta cinta? ¿Qué tiene de transgresora una historia que hemos visto un millón de veces en televisión? Lo realmente escandaloso en esta trilogía es su ortodoxa forma de concebir el amor y las relaciones, tengan sexo amarrados, con juguetes sexuales o en posición misionero.
Lo que llama la atención, es que la película al igual que los libros de E. L. James, gozan de gran éxito y acogida en todo el mundo. Es curioso si pensamos que en esta época las mujeres supuestamente buscan “la igualidad” o un trato al menos respetuoso y justo. No entiendo como esa búsqueda puede ser coherente con el interés de miles de féminas alrededor del mundo por ver esta cinta llena de estereotipos sexistas que expone a la figura femenina como la clásica princesa que descubre el mundo gracias a un hombre, el primero en su vida y en su cama.
“Cincuenta sombras liberadas” de “libre” no tiene absolutamente nada, si quiere ver una telenovela mayamera en pantalla grande y con presupuesto de Hollywood vaya a verla, se acordará de mí.
@luisauguetol