Entre los disparos mediáticos de los terroristas imperiales contra Venezuela, están los que derivan (de manera simultánea y “en vivo”) de construir un castillo de naipes que replique experiencias aplicadas en otros países del mundo y que ensayaron en Libia logrando el derrocamiento y asesinato de líder Muamar el Gadafi.
Recordemos que en medio de la llamada «Primavera Árabe», en 2011 y tras una supuesta revuelta popular en la ciudad de Bengazi, se desplegó un guión mediático para presentar una exigencia de “democratización del país” y mejorar las condiciones de vida, a través de toda una “puesta en escena” con “asistencia técnica” de la OTAN, (la misma OTAN que han trasplantado a Colombia sus gobiernos Uribista-narcotraficantes, incluyendo al actual que preside Duque) la cual finaliza interviniendo, derrocando y asesinando al presidente libio.
Los gringos suelen ser repetidores de esquemas y estadísticas a partir de planes y guiones concebidos en el Departamento de Estado. La CIA, y especialmente el Pentágono, tienen su obsesiva mirada colocada sobre Venezuela y el proceso Revolucionario Bolivariano que se iniciara para este siglo de transformaciones bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez.
Ya en 2002, con el Comandante Hugo Chávez en el ejercicio Constitucional de la Presidencia de la República, se logró consolidar un Golpe de Estado en contra del pueblo venezolano, cuyo guión tenía el acento puesto en la fuerza mediática que demostró la burguesía transnacional para conseguir grandes movilizaciones de masas alienadas en las calles, las cuales pudieron ser arrastradas hasta el Palacio de Miraflores, exigiendo la renuncia del Presidente Chávez.
Nueve años más tarde de lo ocurrido en Venezuela en 2002, contra Libia -otro país productor de petróleo de los más prósperos en esa región y con un alto nivel de calidad de vida, como producto de su bonanza- se aplica un plan imperialista similar al fracasado en Venezuela por la resistencia y acción del pueblo que logra restituir, en menos de 48 horas, al depuesto y secuestrado presidente Hugo Chávez. Cuidándose de los detalles que marcan distancias, la operación contra Muamar el Gadafi es descrita por el Comandante Presidente (durante el Aló Presidente N° 376), explicando aquella matriz mediática que acusaba a “Chávez, el tirano, mandó a disparar contra el pueblo, contra las manifestaciones pacíficas y hubo no sé cuántos muertos y por eso cayó el gobierno” (tal como quedó evidenciado en las grabaciones hechas por un grupo de oficiales apátridas acusando a nuestro Presidente y líder Bolivariano de muertes y “masacre” del pueblo). Compara Chávez, en esa misma intervención de enero de 2012, lo ocurrido contra él en abril de 2002 y “el mismo cuentico de allá de Gadafi”, en 2011, “sólo que allá lo desarrollaron en una dimensión mucho mayor, allá inventaron que Gadafi había mandado a bombardear con la fuerza aérea al pueblo indefenso”. Y el presidente Chávez, desmontando los guiones perversos del imperialismo, añade: “eso fue mentira, eso fue absolutamente falso, pero con esos justificaron hasta el asesinato vil y cobarde, transmitido al mundo, de Muamar Gadafi”.
La verdad verdadera la aclara el Comandante Chávez cuando afirma que “él (Gadafi) decidió morir. El último mensaje que nos llegó fue ese: voy a morir aquí y enfrentó su destino pues, hizo lo que tenía que hacer, resistir hasta morir”.
Más de 20 mil misiles y bombas, contabiliza en su relato el presidente venezolano, debió haber lanzado “la OTAN contra el indefenso pueblo de Libia. Indefenso porque no tenían ni capacidad de un cohete, nada. ¡Qué forma tan cobarde hacer la guerra!, eso no es guerra, es una masacre pues contra un pueblo indefenso”, puntualizó con acento crítico y de denuncia mundial.
Hoy se continúa bajo los mismos esquemas. El imperialismo yanqui continúa con sus planes de exterminio contra los pueblos soberanos que siguen sus propios caminos de libertad e independencia. Por eso han dibujado la imagen de dictadores, primero contra Chávez y hoy contra Maduro. Y en esta coyuntura, en una persistente obstinación por acabar con la Revolución Bolivariana, asesinar al Presidente Constitucional y democrático Nicolás Maduro –tal como se ha intentado en varios momento y especialmente en el magnicidio con grado de frustración, intentado con drones artillados de explosivos, el pasado año 2018- y poner las manos a nuestros espacios y sus riquezas petroleras, mineras y acuíferas.
El poderoso capital transnacional y el imperialismo regentado desde los EEUU siguen armando su castillo de naipes. La fragilidad de su estructura se les va a revertir y es algo que está a punto de demostrarse. Yo no tengo ninguna duda. Les guste o no, todos los países del mundo tienen que respetar la soberanía de Venezuela.
Ilustración: Iván Lira