No te hará falta haber visto “Blade Runner” (1982) para que puedas entender esta película, ya que expone un relato que responde a sus propias premisas
Denis Villeneuve junto a Hampton Fancher (guionista original de la primera versión) y Michael Green (guionista de esta segunda parte) extendieron y modificaron la anécdota de la película de 1982 para contarnos una historia que no se encuentra muy claramente emparentada con el espíritu de la película que dirigió originalmente Ridley Scott.
La cinta de culto “Blade Runner” no reaparece del todo en ninguna de las escenas de esta segunda parte, fundamentalmente porque la nueva versión no retoma los temas que hacen de la primera película una experiencia enriquecedora.
“Blade Runner 2049” es un filme que visualmente tiene mucho que agradecerle a su predecesora, ya que la puesta en escena y la fotografía están indudablemente emparentadas con su primera parte. Sin embargo, más allá de las coincidencias visuales y algunos temas que se tocan levemente, más que una segunda parte, podría decirse que esta cinta es un filme independiente.
No te hará falta haber visto “Blade Runner” (1982) para que puedas entender esta película, ya que expone un relato que responde a sus propias premisas y que pone en la pantalla un sinfín de temas que aunque si pueden tener un paralelismo con la cinta original, se presentan en códigos nuevos cuya interpretación puede encontrarse en este mismo filme.
Si eres fanático de la película anterior, no creo que le puedas encontrar la gracia a esta cinta llena de efectos especiales y una puesta en escena sobrecargada que no dice mucho y no logra generar el clima enigmático de la primera película. Tampoco posee ni uno de sus diálogos capaces de inocular pensamientos, pues a diferencia de la anterior, donde el más leve gesto se transforma en un elemento expresivo que evoca ideas universales, en esta hay pinceladas de emoción, momentos que pueden causar un leve cosquilleo y un eco bajito sobre lo que te quieren contar, sin embargo, todo se disuelve entre los colores y el brillo de sus tomas perfectas.
Esta “Blade Runner” convoca un sinfín de reflexiones que terminan siendo algo así como esa música electrónica que se roba uno que otro acorde de una pieza clásica, pero que nunca deja de sonar artificial, a remedo, a pretensión, por más que no nos genere desagrado escucharla.
Y es que la cinta protagonizada por Harison Ford, Ryan Gosling, Robin Wright y Ana de Armas, no conecta emocionalmente como si lo hace la película de los años ochenta.
A la nueva “Blade Runner” le sobra orden y le falta expresión, sentimientos, emocionalidad, pero sobre todo carece de ese elemento inefable que posee todo aquello que ocasionalmente llamamos arte y que está presente en la primera película hasta la última escena.
@luisauguetol