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Desde este pequeño rincón en algún lugar de la ciudad de Córdoba, Latinoamérica se ve como una inmensa suma de culturas, de vivencias y de distancias. Pero a pesar de la diversidad geográfica y cultural hay un sentido común subyacente que hace que seamos un continente, aunque no todos quieran ser contenidos.
En esa Latinoamérica querida, odiada, dividida, separada, bombardeada y sobretodo utilizada, los movimientos de izquierda tuvieron periodos de gloria y de derrota, más de derrotas que de gloria. Todos bajo la tutela del gran hermano del norte.
Hace algunos años, se propugnaban los golpes de estado. Latinoamérica sufrió en su mayoría de países en un corto período histórico, sucesiones de golpes de estados que anularon a la izquierda. En la actualidad la violencia se cambió por lo judicial, sale más barato pagar un juez para que, deje de lado investigaciones que comprometen a los amigos y juzguen a los enemigos, que comprar armas.
Pero las izquierdas en Latinoamérica sólo en contadas oportunidades accedió al poder. ¿Por qué? Una de las causas es la división. La izquierda salvo raras excepciones está disgregada en grupos de acuerdo a su origen, socialistas, comunistas, trotskistas y así. Hubo intentos en mi país de unión y se llegó a un tercer puesto.
Creo que si la izquierda logra concretar un frente programático que vaya más allá de una elección, donde las diferencias y los puntos en común se tengan en cuenta y que priorice las necesidades del pueblo, no como ente abstracto, sino como un grupo de personas con múltiples necesidades. Que llevaría a priorizar a las personas sobre los candidatos y hasta sobre algunas ideas.
En “Primeros materiales para una teoría de la jovencita”. El colectivo Tiqqum, nacido de la Internacional Relacionista va por ese camino. La lucha ya no es contra el capitalismo como era entendido porque éste se recicló y cambió. Ahora tiene las múltiples caras de la sociedad de consumo, del espectáculo diría Debord.
Actualizarse implica focalizar la evolución y actualizar las acciones para combatirlo, Estatizar la banca, a mi entender ya no va, lo único que se logra es que el estado adquiera un poder que las personas que están a cargo pueden ser tentadas a no abandonarlo. La banca debe ser puesta al servicio del pueblo y si es posible. Las bancas manejan capital, dinero. Y es éste el que debe volver a ser medio de producción y no fin. Para eso es necesario realizar un plan donde paso a paso, se pueda lograr esos cambios. Pero para eso es necesaria una planificación donde los pasos a corto, mediano y largo plazo estén explicitados para que todos lo entiendan.
Lograr un programa que priorice la educación, en un sistema laboral que respete a la familia como núcleo educador, secundado por la comunidad es el primer paso para toda reforma que tenga sentido en la historia.
Lograr un programa que ponga la economía al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio de la economía, explicado paso por paso, sería una de las formas de combatir a la derecha mentirosa que engaña con espejitos de colores.
Pero para lograr todo eso, hay que deponer actitudes egoístas y partidistas, pensar un país desde el bienestar de la gente como personas concretas, más allá de todo, esa sería una buena meta.