Bolivia cumplió. Mejor dicho, el pueblo de Bolivia cumplió. Heroicamente resistió durante un año, los desmanes encabezados por la dictadora Jeanine Áñez, indigna de haberse llamado Presidenta.
Corresponde el turno ahora a la justicia altiplana. Es cierto que –aún desde lejos- se siente una paz “extraña”. Una amiga, en relación a lo que sucede en esa hermana nación, me dijo: “Tanta paz, aturde”. Coincido con ella, pero a pesar de ese clima fantasmagórico que nos hiela los huesos, no debemos dejar de pensar en la justicia que debe aplicarse.
Quienes urdieron el derrocamiento de Evo Morales, hace un año, deben ser los primeros en el banquillo. Estén o no en el país. Sobre ellas y ellos debe caer todo el peso de la ley. Localizar sus nombres no es nada difícil. La huella golpista está muy fresca.
Tampoco deben quedar impunes las masacres en Senkata y Sacaba. Es necesario activar todos los resortes legales por las víctimas fatales, y por aquellas que permanecen con vida. Discapacitados algunos y algunas a consecuencia de la represión brutal y desmedida.
Ningún atropello cometido contra el más humilde de los seres de esta Patria hermana, debe escapar al brazo de la norma legal. El gobierno de Luis Arce en alianza con el resto de los poderes constitucionales, están en la obligación moral, legal y política de proceder de inmediato.
La izquierda y en general todos los sectores de avanzada en el hemisferio, no quitan sus ojos sobre este panorama que se presenta en país andino.
La derecha y las fuerzas reaccionarias también lo hacen. Es lógico, así como también lo es que intente alterar el curso de lo que se antoja como un procedimiento de rutina. De Bolivia, de sus mujeres y hombres de bien, entonces, depende.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
@ildegargil