Quisiera referirme a dos noticias muy recientes. Ambas tienen que ver con Venezuela y con las pretendidas y reiteradas agresiones contra nuestra soberanía.
La primera emana del interés manifiesto de un apátrida y traidor, nacido en el estado La Guaira y autoproclamado «presidente» tanto del Ejecutivo Nacional como del Poder Legislativo, en nuestro país. Este individuo, desde su cuenta digital tuíter @jguaido anuncia «retomar» el canal soberano de Venezuela y los pueblos del Sur, identificado como TeleSUR.
La segunda noticia, igualmente atentatoria de nuestra condición soberana, tiene que ver con el tráfico ilícito de un bien cultural conocido como «Abuela Kueka», sustraído -desde el año 1998- al pueblo indígena Pemón, al sur de Venezuela y cuyo trámite intergubernamental (Venezuela ante Alemania) ha permitido que la misma se encuentre ante una inminente devolución.
La soberanía, como el espacio cultural, espiritual, pero también físico, territorial, de los pueblos está muy claro en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que contempla en su artículo 5 que «La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el el Poder Público». Y, tal como se especifica en el mismo artículo, «Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos».
Es decir que, en la República Bolivariana de Venezuela, la soberanía es de un pueblo organizado y libre que es partícipe y protagonista de toda decisión, por vía auténticamente democrática.
Aquí no se aceptan imposiciones supremacistas de imperios, de colonos o de dictaduras como aquella del monarca autoproclamando «L’état c’est moi!».
Por eso, tanto nuestros valores culturales, patrimoniales e identitarios, al estilo de la piedra sagrada del pueblo Pemón, o como el espectro radioeléctrico de comunicación de nuestra cosmovisión y valores, son auténticamente parte de nuestra soberanía integral como Pueblo venezolano y, en tal sentido, son inalienables, intransferibles ni usurpables por imperio alguno, monarquía o pretendido conquistador.
Dos noticias de datas recientes, como hemos indicado al comienzo de esta nota, nos colocan ante el alerta para la defensa temprana de nuestra integral soberanía. La una, la del corpus patrimonial del pueblo indígena Pemón, representado por el jaspe sagrado que se identifica con el concepto cultural de Abuela Kueka. La otra, la correspondiente al inalienable espectro comunicacional identificado en Venezuela y el mundo como TeleSUR.
El imperio yanqui-sionista y, tras ellos, los amos del mundo, amenazan constantemente la soberanía del Pueblo de Venezuela, nuestra democracia, libertad e independencia. Y aquí estamos decididos a defendernos y defender, aún a costa de nuestras vidas, la Patria, nuestra totalidad patrimonial y territorial, así como nuestra soberanía.
En esto tampoco podemos optar entre morir o vencer porque, como dijera Ribas en La Victoria ¡Necesario es vencer!
Ilustración: ElTanoYea / 2020