En mi país se producen hechos de violencia cuyos protagonistas tienen cada vez menos edad. Niños de 11 o 12 años con armas falsas o verdaderas, golpeando y asesinando. ¿La respuesta es la cárcel? ¿Se debe responder con más violencia como pide una parte de la sociedad? ¿O el estado debe abordar políticas públicas que faciliten que los padres puedan estar en la casa y tener el rol que deben en la educación de los hijos?
En la semana todo el mundo hablaba del reportaje al Polaquito, un niño de 12 años (después se supo que tenía 11) narrando su vida de criminal con una pistola. El hecho fue denunciado ya que el niño tiene problemas severos de salud mental por adicción a la fana, además de delirios que lo hacen hacer importante en un mundo donde ser importante es el que más roba o más mata.
Muchos, después de escuchar la nota, pedían desde la cadena perpetua hasta la pena de muerte, previo a bajar la edad de imputabilidad a los 12 años. Si algunos siguen en esa línea a las guarderías infantiles las transformarían en cárceles, por las dudas.
Pero volvamos al Polaquito, según se supo se drogaba con fana (pegamento) desde los 8 años. La madre trabajaba todo el día juntando cartones y cobra un subsidio por los tres hermanos menores de él. La madre pidió ayuda en reiteradas oportunidades, refiere, y nunca la obtuvo.
Pero ¿cuántos Polaquitos invisibles hay? Una sociedad que abandona a sus niños es una sociedad que no puede predecir su futuro. El problema no se soluciona visualizándolos en la televisión, el problema se soluciona dando la ayuda necesaria. Eso tendrían que haber hecho los periodistas, haber llamado a las autoridades y, con la influencia que ellos tienen, lograr la ayuda que el chico necesitaba, no visualizarlo y mostrarlo como si ya nada hubiera por hacer.
Hay mucho por hacer y, el principal motor es el Estado, con políticas públicas que permitan que la familia vuelva a tener el rol educador que, por razones económicas no tiene. Educación es la respuesta hacia esos niños, pero no sólo escolar, que a veces ni puede con darle una capa de instrucción. Cuando se habla de educación se habla de un rol interactivo entre la familia, la escuela y la sociedad, siendo el pilar principal: la familia. Si alguno de esos pilares falla, falla toda la educación y, las consecuencias son los hombres del mañana. Si la educación no se da de esa manera, lo que habría que hacer es revisar y modificar la educación, para que todos los actores ocupen su rol. Por el bien de nuestro niños, por el bien de la humanidad.