Pequeñas historias de amor que salieron publicadas por el diario La Voz del Interior: Córdoba Apasionada. El amor, de la Colonia al Chat.
El verdadero amor
Sentado en la mesa del bar, miraba la plaza de la Fundación, la espalda de la centenaria Catedral de Córdoba y el tantas veces temido y aterrorizante pasaje Santa Catalina que corre entre la Catedral y el Cabildo. Esperaba a Don Marcelo, me venía a contar algunos detalles de su historia con Laura, la mujer de su vida.
De pronto dirigiendo mi mirada por O. Trejo veo que aparece la figuro de Don Marcelo, le hago seña y se me acerca, le ofrezco un asiento y algo para tomar. Después de los saludos de rigor y las preguntas clásicas, le invito a que me cuente la historia de su amor con Laura. Prendí el grabador y empezó
– Corría el año… era el año… pero si ya ni me acuerdo, bueno no importa… sigamos, en ese año estábamos viviendo en Alta Córdoba con mi familia. Era una tardecita tranquila cuando golpearon la puerta, una amiga de mi hermana, Laura se llamaba, lindo nombre pensé, lindo nombre para una linda señorita. La hice entrar, mi hermana la recibió y se sentaron en la salita a tomar el té y charlar. Fui a la cocina a tomar unos mates, cuando sentí el ruido de un golpe como si alguien se hubiera caído. Fui a la salita para ver que había pasado y la encontré tirada en el piso, se le había ido el banquito para atrás. Le pregunté
– ¿Se siente bien?
Me miró con los ojos llenos de vergüenza y me dijo.
– Sí, me duele más el orgullo que el cuerpo.
Esta es mi oportunidad,
– Bueno, dije, pero Ud. no se puede ir sola y no es que la éste echando pero, déjeme que la acompañe cuando se vaya.
Mi hermana me miró sorprendida y ella se ruborizó.
– No vaya ser que por este golpe le pase algo después, uno nunca sabe. Avíseme cuando se vaya, le dije rápido.
Ella murmuró un bueno, suavecito, como era ella, pasaron la tarde conversando con mi hermana de esas cosas de mujeres, cuando ya tardecito me avisó que se iba. Yo ya estaba listo desde hacía rato. Sin que se dieran cuenta me había bañado y me había puesto mi mejor ropa.
La acompañe a su casa, una para poder conocerla y que me conociera, otra para saber dónde vivía y así para poder invitarla a salir. Así fue y desde ese momento, empezamos a salir.
Vea nos casamos al tiempito y realmente fue de maravillas, ella era una mujer romántica dulce, buena. Teníamos un jardín con bellas flores. El tiempo con ella era al principio de dulzura pero mire, no sé qué pasó, no sé si me agarró la locura o fue como dicen por ahí la comezón de los 40 pero, cuando cumplí esa edad fue como si pensará que ya era mucho tiempo para estar con la misma mujer y ahí nomás me fui.
Como quien dice, anduve tirando un poco la chancleta y otro poco tratando de aprender a vivir sólo de nuevo, después de tantos años de vivir con alguien se hace difícil volver a estar sólo en una cama, pero así es la vida y uno se acostumbra o se adapta o como quiera decirle.
Con el tiempo conocí una mujer, y se porque no le perdía noticias que ella había conocido a otro hombre, yo me casé y ella también.
A los años y como si todo hubiera estado escrito en el libro del destino, me entero que ella enviuda, no sé qué tiempo pasó, pero no fue mucho, cuando se enferma mi mujer y muere un tiempo después.
Y así estaba la cosa, viudos los dos de nuevo, cuando vaya a saber uno por qué, la llamé, yo creo que nunca la deje de querer, nunca deje de pensar en ella, y también fue un poco la soledad. Después de charlar un rato, la invité al cine y a fuimos los dos.
Bueno parece que ella tampoco me había olvidado, y así empezó de nuevo nuestra relación, que se concretó el día 17 de septiembre de 1999 cuando nos casamos por segunda vez, justo en el día que cumplíamos 49 años de casado.
Así de a poquito y peleándola, no fue como era antes, no es lo mismo con los años, pero si el amor y el deseo de estar juntos, pero construimos de a poco de nuevo nuestro pequeño mundo de amor.
Y la vida nos mantuvo felices por el tiempo que estuvimos juntos, lamentablemente ella se me fue hace dos años, y me dejó solo, pero ahora sin ganas de empezar de nuevo, creo que ella fue mi única compañera, mi verdadera compañera. Ahora que no está lo comprendí, tarde.
Bueno mi querido amigo, creo que ya le he contado todo sobre mi historia de amor con mi querida Laura. Ya se está haciendo tarde mejor me voy.
Hizo el gesto para pagar y le hice seña que no, me agradeció con un gesto con la cabeza y se marchó.
Lo vi alejarse cabizbajo solo y, también pensé que tarde nos damos cuenta a veces del verdadero amor.