Están en bocas de todos, en manos de nadie
Hay en la red el video de una chica planteando que si no tenés dinero, no tengas hijos, así no traes más pobres al mundo. Lo que plantea es la visión complaciente de que las riquezas son de unos pocos y, que esos pocos son los únicos que tienen los derechos. En un momento dice: trabajen, junten plata y tengan hijos después. Nunca había escuchado una comparación tan exacta de un hijo con un bien de consumo. Un hijo se educa en la familia, se alimenta desde las entrañas y no desde un McDonald y dentro del Shopping.
¿Por qué hay pobres? De acuerdo al criterio de esta chica, porque no trabajan, porque no se preocupan o porque tienen que existir o porque se reproducen mucho. No le interesa la distribución de riquezas, no le interesa la falta de oportunidad de igualdad. ¿Qué diferencia hay entre lo que plantea esta chica y la opinión de Susanita Chirusi en la tira de Mafalda: Ninguna. Las dos son formas de ocultamiento.
En 1729 el problema de las familias pobres irlandesas era enorme, el crecimiento de la pobreza hacía que creciera el hambre y que no pudieran pagar nada, ni casa ni comida. Se escribieron miles de propuestas y de soluciones. Jonathan Swift escribió una sátira para burlarse de muchas de las soluciones aberrantes que se proponían, con una propuesta más aberrante aún. La obra se llama A Modest Proposal y puede traducirse como Una propuesta modesta. Lo que proponía Swift satíricamente es que las familias pobres criaran a sus hijos, sanitos y gordos y se lo vendieran por peso como comida a las familias pudientes inglesas. Eso resolvería el problema de trabajo, proveería de ingresos a las familias irlandesas y daría carne de buena calidad a los ingleses.
Aberrante, sí. Pero satíricamente no hace más que remarcar las soluciones estúpidas que se planteaban en la época, no más aberrantes que algunas de las soluciones que se plantean en esta época. Ocultar a los pobres, sacarlos del país, evitar que se reproduzcan, no hace sino plantear soluciones pensando en uno mismo. No hay más pobres, no hay más problema. No menos aberrante que la visión que el humorista Fontanarrosa puso en boca de uno de sus personajes Boogie el aceitoso, un mercenario Yanqui sarcástico y mordaz. Boogie en una de las historietas dice: Los pobres son necesarios, son el espejo donde nosotros vemos nuestro bienestar. Si no cómo hacemos para darnos cuenta lo bien que estamos.
Seguramente alguien dirá, mucha crítica pero ninguna solución. Cosa que no es cierto, basta leer El Banquero y los trabajadores, publicado en esta misma columna para ver el planteo de una solución, ni la única ni la mejor, sólo una solución que el que escribe piensa y cree.