El robot de exploración de la sonda espacial europea Rosetta se posó sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, un hito sin precedentes en la historia de la conquista espacial.
El robot de exploración de la sonda espacial europea Rosetta se posó sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, un hito sin precedentes en la historia de la conquista espacial.
El módulo Philae se desprendió de Rosetta como estaba previsto y aterrizó unas siete horas después sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Philae «está posado en la superficie» del cometa y «nos está hablando», anunciaron en una explosión de júbilo los responsables de vuelo Andrea Accomazzo y Stephan Ulamec, desde el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt, Alemania.
Desde el 6 de agosto y tras más de 10 años de viaje interplanetario, la sonda no tripulada europea Rosetta se desplaza a escasas decenas de kilómetros junto al cometa, escoltando al cuerpo celeste en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol.
El módulo Philae cuyo aterrizaje desencadenó una salva de aplausos en el centro espacial alemán, permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la «coma» o cabellera y deja una cola a veces visible de gases y polvo.
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