Venezuela afronta desde este jueves en Naciones Unidas una difícil votación se juega formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU por un periodo de dos años (2015-2016).
Ingresar en el máximo órgano decisorio en materia de paz y seguridad es una de las principales aspiraciones de un país. Da capacidad de influencia en los grandes asuntos internacionales, ofrece una oportunidad única para estrechar relaciones con el resto de miembros del Consejo y facilita el acceso a información valiosa.
Los 193 países miembros de la Asamblea General de la ONU están llamados este jueves a renovar cinco de los diez asientos no permanentes del Consejo, del que forman parte con carácter fijo EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
Las cinco vacantes se reparten entre grupos regionales y el único en el que hay competencia entre distintos candidatos es en el de «Europa Occidental y otros Estados», al que pertenece España y para el que hay dos vacantes. Los otros tres asientos los ocuparán previsiblemente Angola, Malasia y Venezuela.
¿Quíen y cómo elige a los integrantes del Consejo de Seguridad?
Cinco de los asientos están reservados de manera permanente para Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido, en base a unos acuerdos que datan de 1945 y que supusieron el reconocimiento de las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial.
Como miembros permanentes, estos cinco países tienen capacidad de veto en la toma de decisiones, lo que «de facto» lleva a que la ONU no pueda adoptar resoluciones vinculantes si previamente no cuentan con el visto bueno de Washington, Moscú, Pekín, París y Londres.
Los otros diez asientos del Consejo corresponden a los denominados «miembros no permanentes», que son elegidos por la Asamblea General en bloques de cinco y por un periodo de dos años.
Según una resolución de 1963, estos puestos están repartidos por regiones: cinco para África y Asia, dos para América Latina y el Caribe, uno para Europa Oriental y dos para Europa occidental y otros Estados. En este último grupo está incluída España, que este año se presenta para el periodo 2015-2016 rivalizando con Turquía y Nueva Zelanda.
El papel de la Asamblea General
La Asamblea General establece dentro de sus protocolos la mayoría de dos tercios para decisiones consideradas importantes. Entre ellas figura el nombramiento de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, que durante meses emprenden una ambiciosa campaña diplomática para tratar de sumar los votos necesarios.
En caso de que los 193 Estados miembro estén presentes en la Asamblea en el momento de la votación, un país necesitaría al menos 129 votos favorables para entrar en el Consejo de Seguridad. En caso de ausencias, la mayoría de dos tercios se calcularía en función del número de países presentes.
El voto es secreto y cada embajador introduce un único sobre. En lo que compete este jueves a España, el sobre incluirá dos papeletas, ya que son dos los asientos a repartir entre los tres países que se presentan candidatos a ocuparlos.
Si ninguno o sólo uno de los contendientes obtiene la mayoría requerida de dos tercios, se pasará a una segunda ronda y sucesivas, hasta que los dos puestos vacantes sean ocupados por dos Estados con la mayoría necesaria. En 2011, Azerbaiyán necesitó dos días y 17 rondas de votación para superar el umbral y sólo se impuso después de que Estonia se hiciese a un lado.
Venezuela en el Consejo de Seguridad
Venezuela ha formado parte del Consejo de Seguridad en cuatro periodos distintos desde su creación, el primero en los años 1962 y 1963 y el último entre 1992 y 1993.
En 2006, el país llevó a cabo una importante campaña para regresar al órgano, compitiendo por un puesto con Guatemala, con quien protagonizó una prolongada disputa sin que ninguno lograra los votos suficientes para salir elegido.
Tras 47 votaciones infructuosas, el GRULAC decidió finalmente que Venezuela y Guatemala se retiraran y que el grupo plantease un candidato de consenso, que resultó ser Panamá.
En aquel entonces, el Gobierno de Hugo Chávez acusó a Estados Unidos de haber ejercido una fuerte presión sobre los miembros de la Asamblea General para que no votasen a Venezuela.
Ocho años después, los dos países siguen protagonizando una tensa relación, que empeoró aún más este año con motivo de la respuesta de las autoridades venezolanas a las protestas registradas contra el Gobierno de febrero a mayo.
El pasado julio, Washington impuso sanciones para prohibir la entrada en el país a ciertos funcionarios venezolanos presuntamente vinculados con violaciones de los derechos humanos y la represión de la oposición.
Mientras, Venezuela ha acusado repetidamente a EE.UU. de tratar de desestabilizar al país, lo que ha motivado la expulsión de ocho funcionarios diplomáticos en el último año y medio.
Desde la Plaza/Europa Press-El Mundo-ONU Press/AMH