Escocia quedará automáticamente fuera de la Unión Europea y de la OTAN si gana el «sí» en el referéndum sobre la independencia del próximo jueves y deberá pedir la entrada en ambas organizaciones, que debe ser aprobada por unanimidad por los Estados miembros. La Comisión y el Gobierno escocés discrepan sobre el grado de dificultad que entrañaría este proceso.
El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, ha avisado de que será «extremadamente difícil, si no imposible» que Escocia pueda reingresar en la UE tras su independencia ya que varios Estados miembros, entre los que ha puesto de ejemplo a España, podrían vetar la adhesión escocesa para no dar alas a sus propios movimientos separatistas.
«España se ha opuesto incluso al reconocimiento de Kosovo, por ejemplo, que hasta cierto punto es un caso similar», dijo Barroso en una entrevista a la BBC el pasado mes de febrero. «El proceso nunca sería fácil, plantearía muchas dificultades«, insistió. El presidente de la Comisión remitió en 2012 una carta al parlamento británico en la que expone la doctrina oficial de Bruselas sobre las consecuencias de la independencia de una parte del territorio de un Estado miembro.Esta doctrina data de 2004 y el Ejecutivo comunitario la ha esgrimido también para el caso de Catalunya.
Desde la Plaza/La Vanguardia/AMH