La pequeña localidad de Ferguson, en el estado de Missouri (Estados Unidos), no ha logrado retomar la calma desde el sábado, cuando un agente de la policía disparó y mató a Michael Brown, un joven negro de 18 años que iba desarmado y que, según la versión oficial, habría empujado a un funcionario policial. Este jueves , nuevamente hubo protestas por parte de la población ante lo que consideran una muestra de abuso policial.
Y además en plena revuelta de la comunidad negra en la localidad de Ferguson, la Policía de Los Ángeles ha matado a otro joven negro de 25 años desarmado. La víctima se llamaba Ezell Ford, y tenía un discapacidad psíquica.
En las mismas revueltas, la policía hirió a un joven de 19 años, el que presuntamente sacó un arma y apuntó a los uniformados muy cerca del lugar donde se produjo la muerte de Brown. El herido fue trasladado al hospital local, donde se encuentra en estado grave. Ni los llamados de activistas ni del presidente Barack Obama han conseguido rebajar la tensión racial en una localidad de habitantes negros y policía blanca.
El alcalde de Ferguson, James Knowles, hizo un llamado a la ciudadanía a que se exprese con calma y solamente durante el día, para evitar más disturbios nocturnos como el que terminó con el joven de 19 años herido. La noche del martes, la policía enfrentó a los manifestantes, intentando dispersarlos con gases lacrimógenos. En jornadas anteriores hubo saqueos y disturbios.
Desde la Plaza/DW/AMH