El hasta ahora primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ha prometido «arreglar el error» que supone la designación de Haider al Abadi como su sucesor en el cargo, subrayando que se trata de «una grave violación» de la Constitución.
Así lo ha dicho en un discurso televisado en el que ha aparecido rodeado de sus aliados y en el que ha recordado a las fuerzas de seguridad que están inmersas en una guerra sagrada contra los milicianos suníes del Estado Islámico.
Horas antes, el entorno político del primer ministro saliente ya había rechazado el nombramiento de Al Abadi como nuevo jefe de Gobierno, denunciando que carece de legitimidad para ocupar este puesto.
Jalaf Abdul Samad, un miembro de Dawa, el partido político de Al Maliki, ha alertado de que Al Abadi «sólo se representa a sí mismo», en un comunicado que ha leído en televisión ante un retrato del primer ministro saliente.
En la misma línea, Husein al Maliki, sobrino del dirigente chií, ha declarado que la designación de Al Abadi «es ilegal e incumple la Constitución». «Iremos a un tribunal federal para impugnarla», ha agregado, toda vez que «no se quedarán callados».
Al Abadi, vicepresidente del Parlamento, ha sido propuesto para el cargo por Alianza Nacional, la principal coalición chií, horas después de que Al Maliki reiterase públicamente su intención de presentarse a un tercer mandato.
La política sectaria de Al Maliki ha sido identificada como uno de los factores del malestar de la población suní en el país, que ha contribuido al avance del Estado Islámico, grupo yihadista que se ha hecho con el control de partes de Irak y Siria.
Desde la Plaza/EFE/AMH