Los imperios al servicio de los amos del mundo han colocado a los EEUU como modelo de «democracia» y bajo ese patrón pretenden someter a los pueblos que, como Venezuela, asumen la participación y protagonismo del pueblo como únicos garantes del verdadero Gobierno en igualdad.
La mira está colocada sobre Nuestramérica y Venezuela constituye hoy un objetivo prioritario del imperialismo yanqui-sionista para «democratizarla». Sin dudas que lo seguirán intentando. Sus propias torpezas les han dejado soltar algunos de sus planes para ejecución temprana en este cercano septiembre (septiembre de La Moneda, 1973 y también septiembre de Torres gemelas, 2001).
Por cierto, el verbo «democratizar» me recuerda mucho al compañero Carlos Lanz, desde los años 70, en la -para entonces- prisión militar del Cuartel San Carlos, en Caracas, quien, con un fino sarcasmo, aludía a los cuerpos represivos y «aparatos ideológicos del Estado» (Louis Althusser) imponiendo a la humanidad su concepto de «democracia» como eufemismo para intentar ocultar la real dictadura del capital.
Por cierto -discúlpeseme la digresión temática- el camarada e intelectual orgánico venezolano, Carlos Lanz, continúa desaparecido desde hace más de 15 días y nadie quita de mis pensamientos que ha sido víctima de un proceso de «democratización» orquestado por los amos del mundo, la CIA, el sicariato narcoparamilitar de Colombia en connivencia con el Gobierno de Duque y la recalcitrante y apátrida «oposición» venezolana. Así que aprovechó de exigir aquí -antes de continuar- la aparición inmediata del camarada Carlos Lanz Rodríguez.
Girábamos entonces en torno al verbo «democratizar» y recordándonos al compañero Lanz refiriéndose a la aplicación del mismo al campo de la educación. Decía Carlos que los amos del mundo, a través de la llamada Revolución Francesa, una «revolución» eminentemente burguesa, son quienes de verdad verdad colocan a la «educación» al alcance del pueblo. Es decir, la democratizan.
En procesos políticos nuestroamericanos también hemos observado (o padecido) gobernabilidades «democráticas» al estilo del llamado «puntofijismo» venezolano, durante más de 40 años continuos (elecciones quinquenales mediante) de «alternabilidad», mientras el resto de los países de la región eran diezmados por dictaduras fascistas al estilo de las de Pinochet, Strosner o Videla, para nombrar tan sólo algunas, bajo la vigilancia de la Operación Cóndor.
En pleno 2020, el asiento formal de la democracia y la democratización, que imponen en el mundo sus amos mediante el poderío del capital, en suelo estadounidense, se «disputan» internamente si seguirá gobernando Trump para un nuevo período o si llegó la hora del reemplazo «democrático» del mismo. Lo cierto es que, en medio de todo ese cuadro «democratizador» del planeta, todo tiene que ver con todo y Bielorrusia, China, Libia, Brasil o Bolivia (está muy cerca y vigente la democratización del Gobierno del hermano indígena Evo Morales), por nombrar tan sólo unos de los que han sido o están en plena democratización imperialista.
Venezuela sigue en la mira democratizadora yanqui-sionista mientras gobiernos sumisos en el vecindario de nuestro país hacen su tarea de mercenarios a bajo costo.
Septiembre es un mes muy importante para los planes imperiales de los amos del mundo. Venezuela es indoblegable pero la amenaza es cada vez más cierta. Es la hora de la unidad de las y los revolucionarios, de las y los patriotas. Absolutamente nada debe distraernos, nada debe alimentar «odios mellizales» (otro concepto, éste, muy querido y utilizado también por el camarada Carlos Lanz): dividirnos, vacilar o distraernos es perdernos.
Así que ante la interrogante si lograrán los gringos democratizar a Venezuela, la respuesta la da y debe dar la unidad del proletariado, la unidad de nuestro pueblo, la unidad de l@s patriotas. ¡Unidad, unidad y más unidad!, como nos enseñó el Comandante Chávez, para alcanzar la victoria plena.
¡Chávez vive! ¡La lucha sigue!
Ilustración: Iván Lira