El presidente Nicolás Maduro profundizó, en días recientes, órdenes para luchar contra la corrupción y la indolencia. Públicamente, como de forma reiterada lo hizo el Comandante Hugo Chávez, el jefe de Estado ha formulado severos reclamos a su equipo de gobierno al detectar retraso (o peor aún: inercia), en la acometida de ciertas tareas fundamentales para el bien común.
“¿Dónde está el asfalto que yo aprobé para Caracas?”, preguntó la semana anterior, evidentemente molesto luego de narrar que su visita a Catia, al oeste de Caracas, casi que ameritó la habilitación de carros anfibios para poder circular por las vías del sector, dada la enorme cantidad de cráteres que debió sortear para llegar a la zona industrial de la popular zona.
La reflexión, la mía, viene a propósito de algo que me enteré este recién culminado fin de semana. Ocurrió en el estado Nueva Esparta, específicamente en el Hospital Luis Ortega.
Gente de bien, como decían nuestros abuelos, tuvieron que apelar al uso de varios medios para lograr que una ciudadana de la región insular recibiera ingreso en el citado centro de salud.
Horas después, según me enteré, un hermoso bebé ya acompañaba a mamá y a papá luego de haber llegado cesárea de por medio.
Lo grave del asunto, me indicaron, es que a la compatriota le había sido negada la asistencia porque, supuestamente, no existían los insumos para ser atendida. Señalan quienes me confiaron el caso, que después del angustiado corri corri que supuso nervios y algunas “puestas de piedra”, ¡los insumos aparecieron! “porque sí había en el hospital”.
Es gente seria, muy seria, quien me habló del angustiante capítulo que dichosamente tuvo un final feliz. En todo caso, e interpretando la molestia del jefe de Estado ante el minimalismo y la indolencia, lo menos que uno puede aspirar es que se abra una investigación sobre lo sucedido; que se asignen responsabilidades y se sancione a quienes haya que sancionar de ser el caso, sin perjuicio de averiguar cuántas otras veces eso ha ocurrido allí. ¡Basta de indolencias!
¡Chávez vive… la lucha sigue!