Poco importa el tamaño de un proceso electoral ni la razón que convoca al mismo. Importante es la participación auténtica del pueblo y el saberse protagonistas de la historia de libertad e independencia definitiva que juntos construimos.
Por eso es bueno recordar en este momento quién es el epónimo del estado bolivariano donde, hace apenas unos pocos días, se acaban de celebrar unos comicios que implican una auténtica transferencia de poder de Estado.
Sebastián Francisco de Miranda nació y vivió en una Venezuela bajo régimen de dominación monárquica impuesta por el conquistador. Eran tiempos de dictadura, no de democracia. La monarquía era la forma de gobierno que, desde Europa, se extendió también por la invadida, conquistada y dominada América, el continente nuevo, como le llamaban quienes destruyeron las culturas de igualdad y armonía con la naturaleza, que existían en Abya Yala.
Caraqueño, Sebastián Francisco desde muy joven se sensibilizó por las causas revolucionarias que se perfilaron hacia la búsqueda de la independencia del yugo que imponía en estas tierras la Corona española.
Hoy nos sobran las razones para admirar, estudiar y seguir la obra histórica construida por el Generalísimo en pro de nuestra independencia. Le debemos tanto que el territorio federal más cercano a su lugar de nacimiento, donde también viera luz el Libertador Simón Bolívar, se denomina hasta la actualidad «estado Bolivariano de Miranda».
Es a la entidad a la que en este artículo de opinión nos referimos como Miranda territorio de ciudadanía nueva, sembradora de democracia. Y lo hacemos para resaltar el acto de participación electoral en el que sus habitantes participaron el domingo 1° de diciembre de este año, para aprobar la transferencia, a las bases populares organizadas, de la legislación relativa a la convivencia ciudadana.
Para venezolanas y venezolanos, para las y los mirandin@s, este acto electoral democrático, arbitrado por el máximo organismo del Poder Electoral, conocido por sus siglas CNE (Consejo Nacional Electoral), representa una expresión más de la fortaleza de un Estado que comenzó a perfilarse como República Bolivariana y desde 1999, discutió y aprobó en debates y cabildos populares, una Constitución que, entre otras importantes novedades republicanas, tiene la de caracterizar nuestra democracia como Participativa y Protagónica, y en la que el ciudadano conforma un poder real de soberanía y decisión.
Cuando la mediática de las grandes corporaciones inventan noticias falsas y matrices que pretenden presentar a nuestro país como víctima de una dictadura, los hechos, desde los más pequeños y hasta los más grandes, confirman que somos una vanguardia democrática, protagonizando y participando en la construcción de la deseada Patria socialista, descrita como estrategia en nuestro vigente Plan de la Patria.
Yo voté en Miranda en la consulta popular realizada el 1° de diciembre. Yo vi y sentí al pueblo mirandino orgulloso de ser Bolivariano y de vivir en democracia participativa y protagónica. Al igual a nuestro pueblo demócrata, yo soy Venezuela, yo soy Miranda democracia: tú y yo mismo, somos cada vez más democracia.
Ilustración: Iván Lira