Bolivia es empujada brutalmente por los amos del mundo, el imperio yanqui-sionista, el FMI y la OEA, hacia el abismo político y social de las dictaduras queridas por el gran capital.
La “hija predilecta” del Libertador Simón Bolívar atraviesa la efervescencia de un terremoto social de muy alta magnitud. Sólo que éste, a diferencia de los de Ecuador, Chile y otros países de Nuestramérica, ha sido planificado en los laboratorios del Pentágono y la CIA al estilo del enigmático “efecto Haarp” por el que se pueden hasta producir sismos capaces de arrasar con todo un territorio.
Los sucesos «sísmicos» que han conducido al presidente Evo Morales y al vicepresidente García Linera al exilio en México, son parte del símil Haarp encargado por los amos del mundo para estremecer una democracia popular, desarrollada en Bolivia desde hace 14 años por la aludida pareja gubernamental que hoy es víctima de un golpe de Estado, el desarrollo de una brutal represión contra el pueblo trabajador y mayoritariamente indígena, además de la imposición de una figura presidencial autoproclamada, desconociendo todo el estamento constitucional y democrático del hermano país.
Los hecho dictatoriales impuestos al pueblo boliviano, por órdenes expresas del supremacista y genocida gobernante Donald Trump, no son aislados del contexto de agresiones y control que intenta el Departamento de Estado gringo en su desespero por recuperar lo que alguna vez consideraron su «patio trasero», y para cuyo control hegemónico crearon, entre otros, organismos como el Tiar y la OEA.
Infiltrar la institucionalidad gubernamental de Bolivia y, particularmente, a sus FF AA, es algo que se sigue intentando, especialmente, contra los gobiernos antiimperialistas de la región como Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El panorama es poco favorable al imperialismo yanqui-sionista, aún en países con gobiernos que les son sumisos y serviles desde hace muchos años, como es el caso de Colombia y sus narcogobiernos sustentados en estructuras militares de doble rasero: institucional y paramilitar.
Provocar un tsunami social como el que ha derrocado al gobierno constitucional presidido por Evo Morales, es un movimiento estratégico por el cual la administración Trump pretende recuperar prestigio y «seriedad» frente a sus amos mundiales, dueños del gran capital, a quienes han prometido doblegar a la gran mayoría de los gobiernos de la región y detener los procesos revolucionarios en desarrollo y consolidación, especialmente el venezolano, basado en el liderazgo impulsado por Hugo Chávez con su propuesta de construcción de un socialismo para el siglo XXI.
Yo no tengo dudas de que el pueblo de Bolivia ha comenzado una inmediata contraofensiva para detener las agresiones imperiales e imposición de su dictadura capitalista, neoliberal y fondomonetaristas, pero es necesaria la unidad de los pueblos para avanzar en una misma dirección de liberación e independencia definitiva.
El enemigo imperialista no tardará en seguir intentando nuevos zarpazos, especialmente contra Venezuela. Es muy importante mantener la vigilancia, el alerta militante y la unidad de clase para conseguir la victoria. Estamos en una era social de sismos y necesario es vencer.
Ilustración: Iván Lira