¿Quiere el imperialismo devolvernos a la época del oscurantismo, dejarnos a oscuras y sin más dinero que el sencillito que nos quepa en los bolsillos?
Al reciente apagón, del lunes 25 de marzo, impuesto por el imperialismo le acompaña el anuncio de bloquear las transacciones electrónicas de Venezolanas y venezolanos en el mercado financiero mundial. ¿Estás medidas terroristas aplicadas en el contexto de la guerra de exterminio e invasión, son realmente una sanción contra el Gobierno Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela? ¿A quién y para qué «chacumbele» sanciona de esta manera a un pueblo que sabe le hace y le hará resistencia?
¿Quiere el imperialismo yanqui atacar y apagar al sistema electrónico financiero, tal como lo ha hecho con la generación y distribución nacional de electricidad el jueves 7 de marzo y el lunes 25 de este mismo mes y año, además de otros ataques menores en fechas intermedias a las mencionadas?
Sinceramente creo que no. A menos que los planes contemplen un haraquiri al estilo del ejecutado por el Pentágono en 2002 contra las torres del Trade Word Center en Nueva York. Sin embargo, el desespero por cumplir las órdenes estratégicamente diseñadas por el Club de Bilderberg el pasado año para tratar de colocar a un presidente súbdito al Poder mundial en territorio venezolano, en sustitución del Constitucional Nicolás Maduro, pueda que les mueva a desplegar acciones terroristas, injerencistas y extremas, como las mencionadas y más.
Abordar el tema de la anunciada emboscada que se hace al sistema bancario automatizado -como parte de esas acciones contra el pueblo venezolano- no es tan sencillo como pareciera. La mafia imperialista que ataca desde el Pentágono con una guerra multifactorial tiene como objetivo desatar o agudizar el caos para que, en definitiva, el pueblo guabinee, vacile, estalle con furia social o se rinda.
Recordemos que la sociedad sin dinero en efectivo fue un avance del capital financiero que se lo propuso y consiguió con la electrónica y la cibernética para ejercer un control absoluto sobre todos los individuos.
Difícilmente ahora se quiera perder esa garantía de dominación total de cada individuo y de la sociedad en su conjunto, tan sólo por generar una crisis que siempre sería temporal.
La incorporación de la tarjeta de crédito y del llamado «plástico», en general, se hace para las relaciones mercantiles en una sustitución progresiva de la moneda como referencia básica de intercambio, entre otras cosas, para ejercer y centralizar el control y vigilancia de la población y también del propio dinero.
Por eso, las recientes amenazas de sanciones y agresiones imperialistas contra el sistema bancario Nacional son apenas el inicio de una emboscada a gran escala, dirigida a sembrar una sensación de ruina, una imposibilidad de acceder a ningún bien ni servicio y la pérdida de toda capacidad de transacciones.
Bilderberg y los mecanismos de ejecución política y militarista manejados desde la Casa Blanca, su Departamento de Estado y el Pentágono se juegan un cambio extremista que altere radicalmente al Estado venezolano y le haga desaparecer en pro del poder mundial globalizado.
El ritual Bilderberg en sus reuniones mundiales de los últimos dos años (2017 y 19) ha servido para decidir el destino del actual Estado venezolano y de allí todas las desesperadas acciones por desmantelar y derrocar al Gobierno Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, presidido por el camarada Nicolás Maduro.
Estamos en la fase en la que se pretende emboscar los bolsillos del pueblo para generar zozobra, inestabilidad y pérdida del poder adquisitivo. Todo ello aunado a la guerra multifactorial, mediática y tecnotrónica que se despliega como nunca contra el pueblo venezolano y nuestra soberana Patria.
Es importante alertar y detener las emboscadas, pero sobre todo es imprescindible vencer. ¡Aquí no se rinde nadie! Conciencia y paz pero rodilla en tierra siempre.
Ilustración: Iván Lira