Si por alguna razón Nicaragua es reconocida mundialmente, es por ser la cuna del poeta romántico Rubén Darío. En el caso de Venezuela, poco tenemos que envidiar en estos tiempos contemporáneos, pues tenemos a un Rubén Darío (Gil) dramaturgo y a un Rubén Darío (Roca) poeta. De este último quiero hablarles en esta oportunidad.
Un joven multifacético que esconde tras su sonrisa la potente determinación de que los esfuerzos creadores se hagan contribución tangible y transformadora del país, y no una estrategia para “amenizar” eventos protocolares. Así fue que lo conocí hace varios años, en un congreso de jóvenes escritores en donde, como es usual, tuvimos que tomar nuestras propias acciones y conducirlas a ese perenne empeño por construir la poesía para actuar, la palabra para labrar la poética de la victoria. Conozcan lo que me contó bajo el sol de Portuguesa tras algunos tragos de cocuy.
¿Cuándo te convenciste de que eres un escritor?
No estoy convencido, a mi juicio el oficio de escribir genera un cúmulo de incertidumbres, no por el hecho del manejo correcto de la sintaxis y las normas de la ortotipografía, sino por lo necesario, lo estricto y lo liberador que pueda ser un texto para el lector. Nunca sabes a quien le gustará lo que escribes o a quien no, ni cómo se asumirán tus escritos. Cortázar decía que Rayuela fue un libro escrito por un hombre de 49 años para lectores de la misma edad, la obra terminó siendo la gran referencia literaria de los jóvenes de la época del 63 hasta nuestros días.
¡Imagínate tú! Claro, la diferencia es que Cortázar sí es un gran escritor y quizá no sufría de incertidumbre.
¿Cómo es tu rutina como escritor? ¿Qué cosas puedes hacer en una semana?
Te cambio rutina por oficio. Le doy espacio a la investigación y a la lectura, a la conversa y a la reflexión. La semana tiene artículos de opinión, reseñas, versos y alguna página en blanco como el somari de Pereira.
Eres reconocido por tu proyecto “Bajo La Poesía” ¿qué hay bajo la poesía?
Esa combinatoria de la música y el poema que algunos intelectuales detestan. Bajo la poesía es un proyecto poético musical que asume el verso desde lo político, lo amoroso y lo jocoso. Su objetivo fundamental es difundir y promover principalmente el amor y el interés hacia la música latinoamericana y la creación literaria como instrumentos para la socialización y fraternización. Es un recital diferente, es una fiesta.
Como fundador de la Poética del Espacio, ¿cuál es el balance? ¿hay más poética en los espacios o hay menos espacios con poética?
La vida misma representa la gran poética. El espacio representa el poema cotidiano. Fíjate que la idea surgió porque me encontré la palabra “poema” en la valla publicitaria de una zapatería, resulta que hay unas sandalias que tienen ese nombre como marca, un ejército de mujeres camina con poemas. Un ejército de transeúntes habita en las ciudades, hay un poema para cada espacio. ¿Qué dirían Aristóteles y Bachelard al respecto?
¿Tu nombre se debe a una casualidad histórica o a una profesión premeditada?
Una hermosa casualidad. Nadie vaticinó el rumbo de mis días. Siempre será un honor tener el nombre del gran romántico nicaragüense, un gran compromiso, un estímulo eterno al poema.
¿Cuál es la relación que se genera entre los jóvenes escritores como tú y los escritores de amplia trayectoria?
Admiración, amor y respeto. Nunca te imaginas que terminarás siendo amigo de los escritores que leíste y amaste desde las letras. Hace un año me tocó presentar el libro “La memoria rural y provinciana de Venezuela” del gran escritor Leonardo Ruiz Tirado. Comprendí que no solo estaba presentando la obra de un maestro de la literatura de nuestro país, sino que también estaba presentando el libro del compañero con el que compartí y comparto conversas al azar, no por casualidad sino por amistad y afecto. Podría hacerte un índice de los escritores que como Leonardo son de gran referencia para mí, aunque prefiero hacer un índice de los amigos que escriben.
Si tu hija te dijera: “quiero ser poeta, escritora” ¿qué le dirías?
Le leería una y mil veces el cuento del ratón Frederick. Ese ratoncito que con poemas y colores, salva a sus hermanos del frío invierno. Quizás nunca me diga que quiere ser escritora, de igual manera le leeré el cuento.
Como escritor, ¿de qué políticas públicas eres resultado y cuáles políticas públicas te gustaría promover?
Soy hijo del plan revolucionario de lectura que Hugo Chávez ideó para hacernos un pueblo lector. El Quijote llegó a casa por Chávez, nunca se fue.
En épocas donde se lanzan mangos y zapatos a los políticos, si tuvieras que lanzar una Roca poética, ¿a quién lo harías y qué diría la misma?
Por tratarse de una piedra diría: No les pertenezco, devuélvanme al río. Un disparo certero a Trump, a los apátridas y guarimberos.
¿Qué necesitas objetiva y subjetivamente para hacer tu trabajo como escritor?
Pedirle asilo al tiempo y una tregua a los compromisos laborales.
De acuerdo a tus publicaciones ¿“Todavía no sabes” “la carta que nos hace falta” para soltar “la poesía que nos tragamos”?
Todavía no sé, es el libro de todos los días. La carta que nos hace falta, es la carta que pudo reiniciar el marcapasos de un amigo. La poesía que nos tragamos, es el alimento de los desposeídos.
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Entrevista: José Leonardo Riera Bravo @JLRiera
Fotografías: Aminta Beleño Gómez