Hay quienes pudiesen preguntarse que ¿cuál es la novedad? Sobre todo si, ajustados a nuestra legislación, en materia de transporte y tránsito terrestre la obligación vehiculares es de desplazarse por el canal de la derecha.
Así es en la gran mayoría de los países. La organización del tránsito forma parte de las convenciones en toda sociedad organizada. Respetar las leyes es deber ciudadano, pero también derecho. Gracias a este proceder, logran funcionar las libertades en todas partes.
Sin embargo, es en irrespeto a nuestra Constitución de la República Bolivariana: de Venezuela, que los transportistas que trasladan pasajeros por las distintas rutas del país han decidido circular por la derecha. Ya no por la derecha vial, sino política, social, económica, esa que domina al pensamiento y lo coloca al servicio de clase de los capitalistas, de la burguesía, del imperialismo.
El transporte de pasajeros, en Venezuela, ha dejado de ser público para concentrarse en manos de unos pocos privados quienes se lucran ejerciendo su egoísmo y maltratando a las grandes mayorías de usuarias y usuarios que deben trasladarse cotidianamente a sus lugares de trabajo, educación u otras actividades.
Transportistas, militantes del pensamiento derechista, conspiran contra el pueblo venezolano, contra nuestro país, contra nuestra Constitución y leyes, contra nuestra Democracia y contra nuestro Gobierno Bolivariano y Chavista. Quieren derrocar al presidente Nicolás Maduro y pretenden responsabilizarlo de la destrucción del país, que imponen contra nuestra libertad soberana de decidir nuestro destino de igualdad y socialismo.
El transporte privatizado, en Venezuela, hace un servicio flaco a la Patria, colocando sus intereses al servicio de los dominadores imperiales, burgueses y foráneos. En procura de inescrupulosos aumentos en las tarifas por pasajeros, han sido capaces de generar descontento entre sus usuarios, al privarles del servicio, someterlos a largas horas de espera, fomentar el pirateo o negarles la atención debida, realizando paros escalonados o simulacros que apuntan a la desestabilización y caos.
Se plantea revisar a tiempo las concesiones que han sido otorgadas a transportistas escrupulosos que olvidan que las rutas de transporte son absolutamente del Estado y es éste el que legalmente tiene la potestad para concederles y vigilar fielmente su correcto desempeño, a riesgo de que le sean retiradas, de no ser así.
Recordemos las acciones emprendidas por el transporte en Chile, a comienzo de los años 70, que condujeron al derrocamiento del gobierno democrático del compañero presidente Salvador Allende, con su asesinato dentro del propio Palacio de Gobierno de La Moneda, cuyo asalto fue ordenado directamente por la CIA, con las consecuencias de miles de muertes.
Ahora que el transporte circula por la drecha, es importante que estemos alertas, pues esa derecha es conspirativa, terrorista, desestabilizadora y está al servicio de los intereses imperialistas para agredir a Venezuela, acabar con nuestra Democracia e imponer la dictadura del capital. El camino de la paz y la estabilidad es el de la Revolución Bolivariana y Chavista.
Ilustración: Xulio Formoso