Si me dieran a elegir, yo elegiría
está inocencia de no ser un
inocente
Juan Gelman
Los últimos días he sentido mucha nostalgia de ti. Los individuos parecemos condenados a voltear permanentemente la mirada hacia atrás, buscando algún tiempo mejor. Quizás por eso hay quienes sostienen que ser revolucionario es «un sarampión de la juventud».
Yo siento nostalgia de ti, y esto más bien parece un poema de despecho emborronado en la barra de un botiquín, después del adiós y el último beso de la penúltima pareja. Sin embargo, no es así. Gira mi pensamiento en torno a la nostalgia por la revolución proletaria. No por una idea, no por la utopía del mundo nuevo y «el asalto al cielo», sino por la Revolución, por sus momentos históricos de puños alzados, banderas en alto, sonrisas y felicidades como fogonazos que bien pudieron haber alcanzado a cumplir sus 100 años.
Apenas en Octubre (nuestro noviembre occidental) de 2017 estuvimos conmemorando el centenario de la primera revolución proletaria y socialista del mundo. Sobre las cenizas de la victoria bolchevique, quienes seguimos apostando por el resurgir del Ave Fénix comunista, hicimos recuentos, arengas y canciones con ilusiones nuevas. Nostalgia de ti y de esa inmensa prefiguración del mañana.
Las revoluciones no son líneas rectas e inquebrantables. Son un paso adelante y dos para atrás, a lo experimentado y dicho por Lenin en el pleno fragor de las batallas. Son un Mijaíl Gorbachov, infiltrado, vendido, traidor, encarnando al Judas del breve tiempo histórico socialista. Gorbachov Pereztroika abriéndole paso al regreso de la «fase superior del capitalismo», al imperialismo, a esa expresión política y financiera del neoliberalismo.
Pero, aunque siento nostalgia de ti, no quiero, no puedo, ni debo, detenerme en lamentos, pesimismos ni malos agüeros. Quiero -y debemos, pueblo- avanzar esperanzados hacia los tiempos en que el capitalismo quede superado. En los que su explotación e ideología, padecidos por la humanidad, se conviertan en verdadero pasado sin desgarros ni nostalgias.
Venezuela apenas comienza. La Revolución Bolivariana es nueva y del momento cuando la comprensión histórica de clase, llevó al Comandante Hugo Chávez, líder de este proceso, a definirla como socialista, apenas hace muy poco tiempo, nada. No hemos tenido el tiempo de asentarnos, de evaluamos, de sabernos ni nostalgiarnos. Pero si es tiempo de revisión constante, de las ya famosas tres erres convocadas por el Comandante: Revisión, Rectificación y Reimpulso. Constantes, autocríticos, infaltables.
Por eso este llamado, en el que nos tienta está nostalgia de ti y tomamos la experiencia de la Revolución Rusa, la de los bolcheviques, la de los soviets, la primera victoriosa socialista. Esa, que parecía sólida, pero el enemigo, el capitalismo, el imperialismo, el neoliberalismo, logró penetrar, infisionar, contaminar, resquebrajar y vencer.
Aprender de la historia, de los ejemplos, de los pueblos, del proletariado… No podemos permitirnos que el capitalismo se nos haga eterno. Necesario es vencer, vencerlo. Para que más nunca sintamos nostalgia, para no darle tiempo a la llegada histórica del despecho.
Ilustración: Xulio Formoso