Los jóvenes venezolanos que han tomado la decisión de emigrar de Venezuela no han sido más que víctimas de la «guerra mediática» que ha impulsado la oposición venezolana en torno al conflicto económico, político y social por la que atraviesa el país desde hace años. Esto es lo que al menos consideran muchos integrantes del Gobierno nacional y así lo han expresado abiertamente en varias oportunidades, dejando a un lado las realidades y el sentir de cada persona que dejó su hogar, su vida y su familia.
Añado también la posición tan absoluta que asumieron o han asumido varios de los periodistas del canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV). Incluso, llegan a sonar indiferentes como si a ellos realmente no les afectara en nada la escasez de alimentos, medicinas y de efectivo, las condiciones en el transporte público y el aumento continuo de los precios de los productos que a duras penas se consiguen en el mercado; de «bachaqueros», por cierto.
Es públicamente conocido que cualquier medio de comunicación e información, sea cual sea, responde a una línea editorial, a una posición política, por más deslindado que intente parecer. Es absolutamente normal y nada nuevo, por supuesto, y de ello podrán darse cuenta si analizan los contenidos de cada uno. Pero, ¿es posible que un periodista de VTV caiga, aparentemente, en la «guerra mediática» y vea como única salida a la crisis el aeropuerto internacional de Maiquetía o cualquier otra vía para salir de Venezuela? ¿Puede ser eso posible?
Hay algo que no todos comprenden y que los usuarios de los medios no saben. Nosotros los periodistas cuando comenzamos a trabajar para alguno de esos medios debemos responder también a la línea editorial. Y parece contradictorio que en algunos casos nos toque dejar nuestra ética o, simplemente, desde el mismo medio pasen por encima de ella. Sin embargo, resalto que los profesionales de la comunicación podemos también poner límites a lo que decimos y cómo lo decimos. Sobre todo en los temas que detrás guardan tantas lágrimas, nostalgias y despedidas.
Menciono todo esto y doy esta introducción porque en los últimos meses han salido a colación periodistas que trabajaron para el canal del Estado que se manifiestan ahora en contra de las políticas aplicadas desde el Gobierno nacional y ante la situación que, evidentemente, también les ha afectado a lo largo de todo el tiempo que ha estado el país sumergido en la incertidumbre. «Quien escupe para arriba le cae la saliva en la cara«, un dicho muy conocido.
En el año 2014 el periodista Rafael Ortega Mata, Premio Nacional de Periodismo en dos ocasiones, realizó un documental en el que hace mención a la migración venezolana. El punto aquí no es el mismo documental, sino las formas, los términos y alegatos utilizados, también por los entrevistados, en los que se menosprecian los motivos por los que los jóvenes se fueron en ese momento del país. Precisamente en ese año comenzó la caída de la economía, comenzaron a subir los precios de los productos y se hizo más notable la escasez de alimentos y medicinas. Situaciones que ya había mencionado anteriormente.
¿Por qué menciono al periodista y el documental? Recientemente a través de las redes sociales se hizo público que el joven también se había ido del país en meses pasados y comenzó algún tipo de «escrache virtual», si puede ser tomado de esa forma. Para contradicción, en el audiovisual Ortega Mata dijo: “…Otros tienen la convicción de quedarse para construir el país que soñamos (…) Soy Rafael Ortega y te pregunto: ¿Te vas o te quedas? ¿Y si lo pensamos bien?”.
Asumo que, más allá de que haya trabajado para el canal del Estado, no halló los motivos para «pensarlo bien» y construir ese país en el que merece vivir él y todos los venezolanos que emigraron en la búsqueda de mejores oportunidades y los que todavía estamos aquí, tratando de creer. Los que se fueron en el 2014 tuvieron los mismos motivos, aunque un poco más prematuros, que los que se fueron en el 2015, 2016, 2017 y también los que se han ido en el 2018: las ganas de crecer y de trabajar para conseguir estabilidad y sustento económico y social; para vivir tranquilos y también poder ayudar a los familiares que aún viven en Venezuela.
Una profesora de la Universidad Bolivariana de Venezuela que ofreció sus declaraciones para el documental aseguró, palabras más y palabras menos, que quienes se marcharon eran descendientes de europeos y norteamericanos, gente blanca, ojos claros. Era como una especie de introducción a la xenofobia, la misma por la que están atravesando cientos de venezolanos en estos momentos en Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y unos tantos países que han servido de «casa» para quienes aún no encuentran destino.
He trabajado en diferentes medios y he realizado muchos trabajos que también han colocado en diatriba mi posición ante sus contenidos; eso sí, en ningún momento me he visto en la necesidad ni se me ha obligado a recurrir a la vía de la mentira. Pero entre todo ello me he preguntado: ¿En qué momento dejamos de ser periodistas y comenzamos a ser personas? ¿Podemos ser periodistas y personas al mismo tiempo? No concibo el periodismo sin el sentido social sel ser y del vivir, aunque sea ajeno, las situaciones que pueden surgir en cualquier momento.
No podría yo entonces afirmar que quienes se han ido de sus hogares y han dejado a sus familias, amigos, mascotas, su cama y toda su historia, cayeron simplemente en una «guerra mediática» que, si bien es cierto que en el 2014 fue el «arma» que muchos utilizaron para generar pánico en la población, puedo estar seguro de que no fue eso lo que los llevó a hacer las maletas. Es una decisión tan personal como para hurgar en supuestos absurdos y mucho menos ahondarla en banderas partidistas.
Ahora también me pregunto: ¿En qué momento los políticos dejan de ser políticos y comienzan a ser personas? ¿Se puede ser político y persona al mismo tiempo? Probablemente sí, como los periodistas, porque tampoco podría concebir la posibilidad de que se deslinden de las necesidades de todas y cada una de las personas que tocan, de alguna forma, nuestra profesión.
El documental que les comentaba inmediatamente fue retirado de Youtube cuando surgieron todas las críticas; el mismo periodista realizó una reclamación de derechos de autor, pero aunque no se consiga con facilidad el material en Internet, la enseñanza del verdadero sentido de ser periodista, estoy seguro, no podrá hacerla a un lado. Eso que probablemente sintió él al dejar a su familia fue también probablemente lo que sintieron esos cientos de venezolanos en esos momentos y que también sentiría yo si estuviera en una situación similar.
Para aclarar y por si es necesario, la decisión de tomar a Ortega Mata como referencia se debió, precisamente, al documental que abordó la situación migratoria y que por cuestiones de la vida, a él también le tocó vivir.