Los resultados electorales de este domingo 15 de octubre, dejan grandes lecciones. Una de ellas sobresale por encima de todas, a mi juicio. Por enésima vez el pueblo le grita al imperio y sus cachorros, que decidió ser libre; que sabe leer el concepto de autodeterminación; que aprendió, incluso, a asumir los errores tanto propios como extraños y –para que no quede dudas-, hasta a dar una segunda y tercera oportunidad.
De no ser así, ¿cómo se explica que no hay DolarToday, especulación, acaparamiento, paramilitarismo, sabotaje petrolero, guerra económica y hasta amenazas de intervención militar que logre torcer el brazo electoral de nuestra población? ¿cómo entender que nada de eso impidió las abrumadoras victorias revolucionarias del 30 de julio para elegir a la Asamblea Nacional Constituyente, y del 15 de octubre para teñir de rojo la amplia mayoría de las gobernaciones?
Cuba, Nicaragua y Vietnam (por solo mencionar tres ejemplos), grafican de forma clara y contundente que no existe medida o sanción alguna capaz de impedir el desarrollo de la historia, cuando la masa la echa a andar en pro de su causa. Todo indica, como lo reiteró siempre nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez, que la Revolución Bolivariana es irreversible.
Me gustaría ser optimista pero, y permítaseme el lugar común, no me caigo a coba. Estoy claro que el imperialismo, en lugar de acatar con altura y seriedad la determinación política de las y los revolucionarios, profundizará sus ataques y el empeño por pulverizar los sueños y las conquistas alcanzadas. La existencia de colosales recursos naturales presentes en nuestro suelo y subsuelo sumada al “mal ejemplo” que significamos para los pueblos que también trabajan por fundir las cadenas que aún los atan, harán de la tiranía universal un animal cada vez más peligroso y letal de cara a los intereses de nuestra nación. Iluso, es imaginarse que dejará de dar vueltas en su jaula.
No obstante todo ello, le tenemos malas noticias a esa fiera ponzoñosa. Nada indica que será a través del miedo y el terror, como logrará algún residuo de éxito para quebrar la voluntad de las y los hijos de Bolívar. Como reza el refrán popular: es como el cuero seco. Cuando lo pisan de un lado, se levanta por el otro.
¡Chávez vive…la lucha sigue!