Los crímenes de odio tienen una connotación simbólica que tiene como finalidad, “enviar un mensaje de amedrentamiento al grupo de la población que se define como chavista o posee sus características… cumple un fin instrumental orientado a limitar y restringir los movimientos y comportamientos de otros miembros del grupo con que se identifica a la víctima, en este caso, los simpatizantes del chavismo”.
Así lo describe el periodista venezolano Victor Hugo Majano, en una artículo publicado en el diario Ciudad Caracas donde señala, citando la caracterización elaborada por el Centro Críminal para el Estudio y Prevención de la Delincuencia de la Universidad Miguel Hernández, (Alicante – España), que estas funciones instrumentales se pueden verificar en virtud de que, “cuando un crimen de odio ocurre, los miembros del grupo social de la víctima que están al corriente del incidente a menudo adaptan sus acciones posteriores (evitan un negocio o calle, se mudan a otro barrio, alteran sus rutinas…).”
Majano asegura que, efectivamente, eso es lo que ha venido ocurriendo entre los simpatizantes del chavismo, donde ya hay, quienes han comenzado a evitar áreas de la ciudad o a dejar de usar prendas de vestir que puedan develar su filiación política.
Entre los últimos crímenes registrados en las últimas semanas, atribuidos al odio, se menciona el del Teniente retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Danny Subero, hecho ocurrido en Cabudare, estado Lara; y el de joven Orlando Figuera Esparragoza, de 21 años, quien fue golpeado, apuñalado e incendiado vivo, en Altamira, municipio Chacao del Estado Miranda, por creerlo chavista.
Incluso, parece no importar mucho si la víctima realmente es o se identifica a sí misma como miembro de un particular grupo social porque de hecho, asegura Majano, días antes de la agresión a Figuera varias personas fueron atacadas en sectores del Este de Caracas, al ser “confundidas” con chavistas.
No conforme con esto, los voceros de la oposición, también utilizan otro recurso como el acusar con muy alta frecuencia desde medios comerciales de difusión masiva a los dirigentes más importantes del chavismo de narcotraficantes y asesinos, acusaciones que ahora se han extendido a los funcionaros de la GNB, atribuyéndoles “en forma genérica” la responsabilidad de todas las muertes registradas en las manifestaciones violentas.
En consecuencia, concluye Majano, la intención de este tipo de violencia son actos simbólicos dirigidos a la gente “que está mirando”.
DesdeLaPlaza.com/Ciudad CCS/RS