En este abril el plan conspirativo contra el Gobierno venezolano cuenta con la combinación de métodos regulares, heterodoxos y pseudolegales del golpismo hasta depurarlos de forma conjunta y sostenida en un «golpe híbrido», atribuyéndole las responsabilidades al Presidente mientras que el mensaje para la comunidad internacional se posiciona con “calles calientes”, “crisis política”, “inestabilidad” y “dictadura” para allanar el camino a un “cambio de régimen”.
En la guerra de palabras que sostienen Gobierno y oposición dentro del escenario de la opinión pública hay acusaciones mutuas, mientras la derecha venezolana aprovecha el desacuerdo sobre las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia para acusar al Gobierno de “golpista”, informes de inteligencia develaron que dirigentes opositores y factores reaccionarios adelantaban planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro y procurar la intervención militar extranjera.
Descubiertos los agentes para las maniobras de carácter militar y paramilitar, las estrategias de golpe suave, el papel de la bancada opositora del Parlamento como vanguardia de choque y la propaganda de falsos positivos en redes sociales cabría la pregunta retórica: ¿Quiénes son los golpistas?
Según el periodista italiano Curzio Malaparte el golpe de Estado es posible en cualquier país democrático sin que sea necesaria una situación crítica o el apoyo de las masas, así lo explica Umberto Mazzei en la reseña del libro del escritor toscano titulado La técnica del golpe de Estado, tan solo “Basta un grupo que frene la maquinaria estatal”.
El golpe de Estado regular es el dado por militares de alto mando en los ejércitos nacionales y la intervención militar extranjera, ambos precedidos por bloqueos económicos, campañas de desprestigio y financiamiento de agentes provocadores. Los gobiernos de Salvador Allende en Chile (1973) y Maurice Bishop en Granada (1983), entre otros, fueron derrocados bajo esta modalidad.
Las “revoluciones de colores” que irrumpieron en Georgia (2003), Ucrania (2004) y Kirguistán (2005), en la zona euroasiática se hicieron con golpes suaves, basados en las ideas del anticomunista estadounidense Gene Sharp, utilizando jóvenes como fuerzas de choque y la “neutralización por etapas” de políticos, sociedad civil y comunidad internacional, hasta lograr el “cambio de régimen”.
Otro mecanismo ha sido el golpe parlamentario, el cual posee la investidura de la “legalidad” por ser impulsado por el Poder Legislativo y emplea el juicio político o la moción de censura. Ocurrió en Paraguay con Fernando Lugo (2012) y en Brasil con Dilma Rousseff (2016).
Explica Mazzei que los golpes de Estado son eventos más técnicos que políticos y su estrategia consta en “concentrar las fuerzas en el punto más sensible del adversario” y emplear los medios de comunicación como arma de guerra ―como ocurrió el 11 de abril de 2002 en Venezuela― cuyo “último frente operativo son las redes sociales”.
Uno de los puntos más sensibles del Gobierno ha sido la economía, la situación de desacato de la Asamblea Nacional entorpece los planes para la estabilidad financiera del país en el contexto de la guerra económica, lo que conllevó al Tribunal Supremo de Justicia a emitir las citadas sentencias que generaron el desacuerdo con el Ministerio Público.
Las sentencias otorgaban al Poder Ejecutivo las facultades para constituir empresas mixtas y al Poder Judicial funciones legislativas, incluyendo la limitación de la inmunidad parlamentaria al persistir el desacato, lo que generó una objeción por parte de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, quien advirtió a la opinión pública que evidenciaban “una ruptura del Orden Constitucional”.
Para exigir la remoción de los magistrados del TSJ, argumentando su carácter golpista, la oposición, orientada por los manuales de golpe blando, ha convocado a movilizaciones en las que participan fuerzas de choque y que culminan en hechos violentos o agresiones a instituciones del Estado, como en la «Tranca contra el golpe», el 6 de abril, día en que resultaron detenidas 30 personas por hechos violentos y el sábado 8, cuando un grupo terrorista incendió la sede de la Magistratura, en Chacao.
En dichas jornadas, respectivamente, hubo destrozos en el Liceo Gustavo Herrera en la avenida Francisco de Miranda, donde utilizaron pupitres para hacer barricadas y un equipo reporteril de Venezolana de Televisión fue agredido por grupos violentos.
Estas movilizaciones contaron con la agitación de diputados opositores, llegando al límite de repetir la acción del 11A, pretendiendo desviar una marcha hacia la sede de la Defensoría del Pueblo donde ocurría una concentración del chavismo. “Los manifestantes sabían que no tenían autorización, pero tenían que generar el hecho mediático para alimentar la matriz internacional de que en Venezuela existe un escenario de caos incontrolable y por eso es necesario una mayor presión internacional”, señaló al respecto el sociólogo Marco Teruggi, en Telesur.
Otro de los elementos del discurso opositor ha sido el uso del falso positivo con miras replicar mensajes de desprestigio a través de redes sociales que conmocionen a la comunidad internacional y allanen el camino a una intervención extranjera, como la denuncia del uso de armas químicas contra el pueblo.
La especie la lanzó en su cuenta Twitter el coordinador del partido de derecha Voluntad Popular, David Smolansky, para llamar la atención de la comunidad internacional con la denuncia de que el presidente venezolano “comienza a usar armas químicas como está ocurriendo en Siria”. A dicho mensaje en la red social se agregan las declaraciones de Henry Ramos Allup, quien denunció “que son muchas las personas intoxicadas por los gases arremetidos por parte de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y colectivos violentos”.
Este tipo de mensajes los acompañan trabajos periodísticos y propaganda antichavista en el escenario mediático mundial, como el editorial de El tiempo de Colombia del sábado 8, que posicionó las matrices de “gobierno totalitario” y “represor” o la cadena FOX, que en su canal Fox Sports 3 promovió en Twitter la etiqueta #PrayForVENEZUELA.
Se evidencia la conjura porque intervienen varios factores desestabilizadores. En un contacto telefónico con el programa La Hojilla transmitido por VTV el 8 de abril, el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Gustavo González López, informó sobre la detención de una persona, quien recibió 400 mil bolívares por parte de Primero Justicia, por dirigir actos vandálicos en la avenida Libertador.
Días atrás, Diosdado Cabello presentó en su programa Con el Mazo Dando, los audios de conversaciones telefónica de personas implicadas ―entre ellos dirigentes del partido socialcristiano Copei y Primero Justicia autoproclamados como “Los Próceres”― en un intento de golpe de Estado previsto para marzo o abril, con acciones de carácter terrorista y una falange de 200 policías pagados para realizar saqueos en turbas convocadas por la oposición.
En las conversaciones entre un agente infiltrado con el ex disip Eduardo Vetacourt y el general retirado Ricardo Zomacal Longo, se habló de ataques con misiles AT-4 y 32 kilogramos de explosivo plástico C4 a Fuerte Tiuna que darían paso al ingreso de una “mision humanitaria” de Estados Unidos que llegaría al aeródromo de La Carlota.
Las maniobras de desabastecimiento sostenidas por los monopolios de la alimentación se articulan con una AN que no se enfrenta a la guerra económica y al sostener su desacato, resultado de la proclamación de tres diputados de Amazonas cuya elección fue impugnada, impide la aplicación de medidas de carácter económico para el beneficio de los venezolanos, por el contrario es la aliada principal de factores externos para una intervención, entre ellos la Organización de Estados Americanos a la que solicita la aplicación de la Carta Democrática.
Desde Uruguay, la canciller Delcy Rodríguez envió un mensaje de rechazo a la postura injerencista de algunos gobiernos de la región que promueven la intervención contra el país; por su parte el presidente Maduro denunció a los sectores extremistas con vínculos en el Pentágono, Comando Sur y Departamento de Estado “que tienen un plan contra Venezuela” e hizo un llamado a los pueblos del mundo “a la solidaridad activa y combativa contra este plan injerencista e intervencionista”.
La rectificación del TSJ con las nuevas sentencias 157 y 158, previo pronunciamiento del Consejo de Defensa de la Nación, demostraron la autonomía de los Poderes y el respeto por el Estado de Derecho, pero fue manipulada por la bancada opositora de la AN para su campaña con orquestación internacional de un supuesto “autogolpe” que dio inicio a la escalada violenta que no cesará en su búsqueda de muertos y heridos.
El propósito de la desorientación promovida por las matrices mediáticas es movilizar a gran parte de la opinión pública a favor de las acciones golpistas desestabilizadoras, partiendo del principio de que el “golpista” es el chavismo, legitimando de esta forma cualquier medida o “decisiones duras” que conllevarían un gobierno de facto.
Mientras, en su desacato, la AN insiste en comenzar un procedimiento para remover a los magistrados con el objetivo posterior de abrirle un juicio político al Presidente Maduro y destituirlo.
DesdeLaPlaza.com/Pedro Ibáñez