Miguel vive metido en una cancha de fútbol prácticamente desde que aprendió a hablar, uno de sus juguetes irrenunciables es un balón y se vacila conmigo cada partido que hay en la TV; por eso de grande quiere ser futbolista. Pero descubrió que vivimos en un planeta que forma parte de un sistema solar y a su vez de una galaxia, también se enteró que existen otras galaxias y estrellas gigantes en el espacio exterior y para conocerlas mejor, quiere ser astronauta.
Pero viendo ese pequeñito punto en el espacio que es nuestro planeta se percató de algo que no le gustó mucho. Miguel asegura que las tonalidades marrones que se ven desde fuera de la Tierra, corresponden a la basura que, por culpa de los humanos, está contaminando a nuestra casa grande y él quiere que vuelva a verse todo verde, como supone que fue alguna vez. Por eso ha decidido sumar un nuevo oficio a su colección: “obrero de la basura”.
Así le dio por llamar a ese difícil y poco envidiable oficio de recoger la mugre que otros dejan en la vía pública. Botar la basura en su lugar se ha convertido para Miguel en un acto de disciplinada militancia. Muchas veces toma la iniciativa de ofrecer ayuda a su mami a la hora de barrer, recoge el desorden que deja luego de jugar y se transforma en un tirano en las calles y sitios públicos con quien arroja desperdicios en el suelo. Todo ello por supuesto, forma parte de una serie de valores inculcados en casa.
Los motivos que le impulsan a querer ser “obrero de la basura” son muy nobles, como también lo son el de preferir ser bombero, policía o ingeniero. Todos los niños quieren usar esos oficios para hacer el bien y en el caso de mi “obrerito” su deseo es sanear todo el planeta, porque está consciente de que es el único que tenemos (por ahora) y que debemos cuidarlo. En su afán por saber más sobre los cuidados de la Tierra, Miguel ha puesto a estudiar a sus padres sobre conservación de suelos, ríos y mares, sobre el calentamiento global y sobre el derretimiento de los polos, para así poder estar a su nivel e intercambiar opiniones.
En este proceso uno se encuentra con varias cosas que son difíciles de explicar a un niño “conservacionista” empeñado en salvar al planeta, como explotaciones mineras “ecológicas”, explotación turística de parques nacionales y explotaciones petroleras y gasíferas que siguen arrojando incontables agentes contaminantes al ambiente. Con tanta explotación pronto no habrá nada que explicar a ningún niño ni a nadie.
Mientras tanto, ya el chamo sembró su primer arbolito. Para él es su primer y pequeño aporte para pintar de verde los continentes de este planeta que se están volviendo marrón de tanta mugre.