El estreñimiento infantil es un problema común y un motivo de consulta frecuente en el control pediátrico.
Se habla de estreñimiento cuando se presenta en forma regular dificultad o molestia para expulsar las heces, ya sea porque son muy duras, muy secas o de mucho volumen. La frecuencia de las evacuaciones puede variar de un individuo a otro y así como algunos niños evacúan posterior a cada comida completa, hay otros con el denominado “tránsito lento intestinal” que pueden evacuar 3 veces por semana; sin embargo lo que ratifica el diagnóstico de estreñimiento es la sintomatología al evacuar.
En la mayoría de los casos, la causa del estreñimiento infantil es funcional, es decir, por una alimentación incorrecta o malos hábitos evacuatorios que impiden un correcto funcionamiento de la digestión y motilidad intestinal, retrasando el proceso de expulsión de heces y provocando acumulación de las mismas y desecación. Por tanto, la dieta será la base tanto para prevenir como para reducir este problema cuando aparezca.
Pocos casos, generalmente más severos, pueden corresponder a causas orgánicas que requieren evaluación especializada y tratamiento.
Entre las recomendaciones para mejorar el estreñimiento infantil están:
- Ofrecer a diario alimentos altos en fibra y mucha agua. Es beneficioso dar un vaso de agua en ayunas para activar la motilidad intestinal.
- Centrar la alimentación del niño en una dieta rica en frutas, vegetales, verduras y cereales, alimentos integrales, afrecho, avena. De estos alimentos debe consumir por lo menos 5 raciones diarias.
- Moderar el consumo de plátanos, papa, zanahoria, manzana, arroz y harinas procesadas, ya que son alimentos clasificados como astringentes.
- Las frutas que más le convienen son las peras, fresas, naranjas, mandarina, lechosa, ciruelas, higos, piña o kiwis y las de alto contenido de agua como melón y patilla.
- Favorecer la actividad física, ya que mejora el movimiento intestinal.
- Restringir el consumo de dulces, azúcares procesados, chucherías, comida rápida.
- También es útil incluir algún yogur o lácteo con efecto “bífidus”en su dieta.
- Establecer hábitos adecuados, como: no forzar el acto evacuatorio, brindar un ambiente tranquilo y cómodo, con privacidad en el caso de los niños mayores y favorecer la naturalidad del acto fuera de casa con las medidas higiénicas preventivas adecuadas, especialmente en niñas.
Nunca deben darse laxantes o colocar supositorios o enemas para que un niño evacúe sin previa autorización médica, especialmente si se trata de un primer episodio o si hay síntomas asociados como vómitos, dolor abdominal o fiebre. Siempre ante cualquier duda el pediatra es el más indicado para orientarle.
Dra. Morella Martínez de Herrera
@PediatraYMama