Aunque no conquistaron medallas, los atletas refugiados que participaron en los juegos Olímpicos de Río 2016 lo que si consiguieron fue llamar la atención del mundo sobre el problema de las millones de personas que pierden sus hogares y tienen que huir a otros países.
“El equipo capturó la atención del mundo y, en un corto período de tiempo, cambió el enfoque de las conversaciones sobre los refugiados. No hay dudas de que dejaron un legado al participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro”, afirmó la subdirectora de la ACNUR, citada en un comunicado divulgado por el organismo multilateral en Río de Janeiro.
Clements agregó que los atletas refugiados “nos inspiraron a todos a trabajar más por la paz y a ayudar a las personas que son obligadas a huir de guerras y conflictos”. Agregó que el COI y la ACNUR ya están conversando sobre sus planes para darle continuidad a la iniciativa.
Las dos entidades, dijo, seguirán trabajando juntas para “ofrecerle oportunidades a los atletas refugiados y a otros para que encuentren un futuro ante las adversidades que enfrentan”.
Representan más que conflictos
El equipo, que dice representar a los 60 millones de refugiados en el mundo, disputó los Juegos de Río de Janeiro bajo la bandera del COI. Los diez miembros del equipo fueron escogidos por la ACNUR de entre una lista de 43 deportistas que competían en sus países antes de abandonarlos y que contaban con resultados destacados.
Los elegidos, que compitieron en tres modalidades (atletismo, judo y natación), eran procedentes de cuatro países, República Democrática del Congo, Etiopía, Sudán del Sur y Siria.
DesdeLaPlaza.com/Agencias