Por: Nito Biassi
Cuando leemos un diario, tanto en formato papel como digital, cuando vemos la televisión o cuando vemos cualquier medio masivo, estamos acostumbrados a campañas de noticias que se usan para tapar otras noticias. Saturar los medios con una sola información es la mejor manera de ocultar la realidad. Pero, que la justicia que tendría que ser un poder independiente donde los ciudadanos asienten sus derechos, se preste al circo mediático para cubrir otras noticias, me hace pensar que, el último bastión que los ciudadanos tenían para defender sus derechos está cayendo ante el avasallamiento de los intereses económicos.
Desde 1976 un grupo de catorce Madres buscaban ser recibidas por el presidente de facto Videla, para eso decidieron pedir audiencia con el vicario castrense para que intercediera ante el genocida. Azucena Villaflor era una de ellas (meses después pasó a engrosar la lista de desaparecidos, ella y dos Madres más) propuso que se juntaran todas, que así siendo muchas no pasarían desapercibidas. Llegaron un viernes y se pararon en la plaza frente a la curia las catorce inmóviles. Al momento se le acercaron policías y le dijeron que dado el estado de sitio, implementado desde el 24 de marzo, no se podían reunir tres o más personas y permanecer quietas en un lugar. Decidieron marchar en torno al monumento de Mayo de a dos y tomadas del brazo. Al principio marchaban los viernes, pero a la tercera semana cambiaron al día jueves. Tres de las madres originarias desaparecieron, la nombrada Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce de Bianco fueron secuestradas a las pocas semanas del inicio de las marchas. ¿El motivo? Intimar a las otras madres que no se reúnan más. No lo lograron. Las Madres siguieron pidiendo por sus hijos. Se anudaron una tela blanca de pañal en sus cabezas como pañuelo, para que sepan que iban a pelear por sus hijos ausentes. Desde 1976 todos los jueves marchan por ellos. Todos en la Argentina lo saben, incluso un juez Federal.
El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi ordenó la detención de Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo para el jueves 4 de agosto. ¿Acaso no sabía el juez que los jueves las Madres hacen la ronda histórica? ¿Acaso no pensó que ordenar el arresto iba a producir conflictos y tumultos? Así fue, los partidarios de Madres se reunieron y rodearon a las Madres impidiendo que la policía llegara a ellos. Y la policía no llegó o ¿no quiso llegar? ¿Era el propósito arrestar a Hebe de Bonafini o el propósito era hacer un escándalo mediático, lanzar una bomba de humo para tapar otras noticias?
El diario Clarín de ese día en un recuadro pequeño tenía la noticia que Argentina tenía el desempleo joven más alto de la región. El diario en la nota justificaba diciendo que era mano de obra no calificada. Más pequeño también era la noticia de la recesión en Brasil, que afecta al comercio de Argentina. Pero la mayor noticia de ese día iba ser el “ruidazo”.
El mismo era una convocatoria para que la gente salga a la calle para protestar contra el aumento de tarifas del gas, luz y agua.
Al otro día pocos diarios hablaban del “ruidazo” y muchos hablaban del caso Bonafini que se negó a ir a declarar, que se le realizó un pedido de captura, que podía ser arrestada. ¿El juez no sabía que eso podía pasar? Si lo sabía, ¿por qué lo hizo? ¿Hebe de Bonafini se tendría que haber presentado a declarar? ¿El juez podría haber citado otro día y otra hora, o podría haber hecho la declaratoria en la sede de Madres para otra fecha, como al final se hizo? Entonces, ¿Por qué tanto circo?
¿Por qué la justicia toma medidas que saben improductivas, principalmente y exclusivamente contra funcionarios del gobierno anterior? ¿Por qué no toman las mismas medidas contra funcionarios del actual gobierno que también tienen causas por corrupción? Macri: Panama Papers, Iron Mountain donde hubo 12 muertos, y otras causas más. En esta última también está involucrado el actual jefe de aduana, Gómez Centurión, por incumplimientos de funcionario público. Era Jefe de Seguridad del CABA y nunca ordenó el cierre de Iron Mountain, pese a informes de inspectores que así lo pedían y por amenazas a familiares de los bomberos muertos en el incendio.
También a personajes del poder mediático que fueron citados a indagatoria y nunca volvieron a citar: a Magnetto, ni a Ernestina Herrera de Noble, ni a Bartolome Mitre, CEO del diario Nación por la causa de Papel Prensa. A pesar de que se negaron a ir a más de tres citaciones para indagatoria, nunca hubo orden de arresto ni pedido de captura.
Esto justifica la actitud de Bonafini, no. Pero tampoco justifica el accionar de la justicia. La justicia tiene que ser moderada, tiene que actuar con el justo equilibrio para evitar los desmanes en la sociedad. La justicia no debe tomar partes en las disputas políticas, sino no puede ser árbitro, ya que se transforma en parte. Tampoco puede prestarse al juego de los medios, realizando acciones que según la prensa son necesarias, pues entonces no se actúa con justicia sino por presiones sociales. Que la sociedad juzgue, sea de la parte que sea no quiere decir que la justicia no actúe y directamente dictamine lo que la sociedad cree.
¿La justicia se presta para éstos circos mediáticos y crear bombas de humo? Claro que sí. La justicia es una parte importante del circo que se está convirtiendo el mundo, donde los políticos son los actores; los medios son los presentadores; la banca y el sistema financiero los directores y dueños; parte del pueblo los animales que actúan por un poco de comida y, mientras se desarrolla la función, la justicia vende caramelos entre los pocos espectadores, parte de los pueblos que viven de la patria financiera.
El mundo es un gran circo, nadie lo niega. Pero si la justicia se convierte en vendedora de caramelos que alimentan a un sector de elite de la población, nada queda de esperar al resto de la población.