Te ha pasado que de repente sientes que tu cuerpo se hincha como si fuera un globo, tu estómago suena sin control alguno a pesar de haber ingerido una comida ligera, o tienes unas ganas terribles de ir al baño a pesar de no haber ingerido nada extraño.
Si has tenido alguno de estos síntomas desde hace tiempo y de forma regular, debes estar atento pues puedes estar desarrollando intolerancia a la lactosa.
Se trata de un problema digestivo que puede aparecer sin previo aviso en la etapa adulta, algunas veces de forma temporal y en otras permanente, y que se suele confundir con enfermedades como el colon irritable.
Estas son las señales a las que deber prestar atención y que te indicarán si eres o no intolerante a la lactosa.
Hinchazón y gases
El cuerpo humano produce una enzima llamada Lactosa, que es la encargada de descomponer la lactosa presente en la leche y que nos permite hacer el proceso de digestión.
Si nuestro organismo no produce esta sustancia en las cantidades requeridas, es cuando nos hacemos intolerante a ella lo que conlleva a que presentemos dolores e hinchazón en el abdomen.
El vientre hace ruidos
Al no poder hacer el proceso natural de digestión, el líquido presente en los intestinos se mezcla con los gases y este se hincha, lo que produce que, además de los incómodos ruidos, podamos sentir calambres o dolores de vientre.
Náuseas después de comer productos lácteos
Después de consumir algún producto lácteo y, dependiendo del grado de intolerancia que padezcas, puedes sentir desde un simple dolor de estómago, náuseas y hasta ganas de vomitar.
Si presentas algunos de esto síntomas no dejes de acudir al médico para que te haga el diagnóstico preciso y puedas librarte de estos incómodos malestares.
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