Credibilidad: Requisito imprescindible en pantalla – Socialismo: Ciencia del ejemplo – Tu vida privada ya no te pertenece – Si no crees en lo que informas, o cambias tu vida, o buscas tu propia opción.
Se decía de Renny Ottolina que era tal su esfuerzo por lograr credibilidad de comunicador (y vendedor) que él mismo probaba los productos que anunciaba, para garantizar ‘calidad’ en los objetos (e ideas) que ‘vendía’ a su público, a través de la TV.
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Es importante, además de la formación personal, que quienes tienen alta responsabilidad dentro de nuestra TV pública, orienten a las generaciones de periodistas, anclas, imágenes en general que van surgiendo, en el cuido de su propia imagen, sus relaciones, y su espacio dedicado al entretenimiento, al placer.
Ser imagen de la TV pública no es premio, ni privilegio, es una responsabilidad ante una audiencia que ve en aquel que le lleva noticias o entretenimiento, no una ‘estrella’, ni una ‘figura’, sino un trabajador como él, o ella, que sufre lo mismo, o que al menos, lucha por la misma causa. No existe para nosotros espacio privado (y menos ahora, que existen las redes sociales, para eso se crearon, para entregar a quienes se lucran de ellas, sin tú ganar nada, tu información personal).
Si bien el marxismo sostiene que: ‘El comunismo no te impide disfrutar de bienes o servicios que sean el objeto de tu esfuerzo, sino de lo que obtuviste explotando al otro, o la otra’, asumir un compromiso significa, a veces, renunciar a lo que históricamente nos gustó, nos atrajo, o nos interesó.
Es comprensible que, tras una corresponsalía internacional, podamos publicar fotos del lugar donde hacemos nuestro trabajo, incluso (¿Por qué no, si para eso trabajamos?) vacacionar fuera del país.
Estados Unidos, más allá de ser un centro comercial, tiene espacios interesantes, Nashville, por ejemplo, una ciudad netamente musical, de conciertos a toda hora, todos los días, de todos los estilos. También cuenta con sitios históricos de la única guerra legítima que ha tenido Estados Unidos, además de su participación en la Segunda Guerra Mundial: Su independencia del imperio británico.
¿Pero qué precio implica el satisfacer un gusto por Disney, centro mundial de adoctrinamiento del capitalismo para nuestros niños y niñas? Sabemos de dónde venimos, y que tenemos gustos impuestos por la vieja sociedad, pero también debemos entender que nuestra imagen, cuando entramos a la TV, ya no es nuestra, y debemos cuidarla, por quienes creen en nosotros.
Lo hemos dicho entre colegas: A menos que tu vida privada sea viviendo la Revolución Bolivariana, sus espacios, la cultura enormemente rica que ofrece, nunca será igual para ti, cuando entres a trabajar en el SIBCI.
Y no solo por la propia moral, sino por algo más grave: Los inmorales, que manejan la propaganda de la derecha, buscarán hacer pública nuestra privacidad, de la peor manera.
Mientras nosotros recibimos, con todo cariño, en espacios recuperados por el socialismo, a uno de los protagonistas de ese documento histórico de la juventud proclive al fascismo que vive en Venezuela (‘Caracas, ciudad de despedidas’) la derecha, en todas sus expresiones, cree que sus espacios, y hasta Estados Unidos (país con el que guardan una relación sumisa, no de iguales) es suyo, y solo suyo.
¡No les molesta que ellos puedan, como siempre han podido, acceder a todo (muchas veces de forma deshonesta) les molesta que nosotros, que otros, accedan!
Demos el ejemplo, que es lo que manda el socialismo (‘la ciencia del ejemplo’, lo definía Ernesto ‘Che’ Guevara) existe todo un mundo que no conocemos, y que nadie podrá cuestionar que conozcamos.
Cuando quienes nos odian entiendan que ganamos la guerra, tendremos tiempo de visitar, sin problema alguno, sus espacios, si seguimos queriendo eso, nunca es tarde.
DesdeLaPlaza.com/Ennio Di Marcantonio D.G. / Periodista – PNI – Músico