A partir de la guerra de Siria, la crisis de los refugiados puso de nuevo en tapete la xenofobia y el racismo de los países de europeos, aunque lamentablemente no es una crisis nueva. Los refugiados no son nuevos y no sólo por la guerra. Los refugiados Subsaharianos por el hambre, los refugiados de Libia por la guerra civil, y los refugiados Palestinos por los constantes bombardeos y toma de territorios por Israel han sido y serán un tema a resolver humanitariamente y, no una mera cuestión económica.
Una foto de un niño que las olas acunan para no despertar nunca más. Una gran columna de personas que huyen de una guerra que no entienden y que ni siquiera empezaron. Grandes alambrados electrificados en el desierto que separan la nada de la nada, pero que impiden el paso a la tierra prometida. Campos de refugiados, en carpas, en casas de adobe, sin baños, sin agua, sin la atención sanitaria necesaria.
Europa se está convirtiendo en un gran campo de concentración, donde los refugiados son prisioneros de su propia realidad y de su propia miseria, donde el odio racial y la xenofobia elevan murallas más gruesas y más altas que las de ladrillos, aceros y alambres, pero que les da una promesa de vida mejor que las que tenían en sus tierras, razón por la cual les lleva a abandonarlas.
Abandonar el hambre de las sequías y de la explotación irracional que las grandes empresas realizan en los países africanos. Abandonar las guerras en pequeñas balsas, en botes de gomas, en caravanas. Abandonar el país porque el petróleo es importante para los dueños del poder a quienes no les interesan las vidas de las personas sean niños o no. La guerra civil de Siria dio origen al Estado Islámico subvencionado por EEUU, como lo hicieron con los talibanes en Afganistán, como hicieron con la guerrilla Anti Gadafi, en Libia, como hacen con el estado Hebreo que cada vez toma más y más territorios Palestinos.
Auschwitz fue el gran campo de concentración que crearon los nazis en Polonia, el cual constaba de tres grandes campos: Auschwitz I, el original; II de trabajo y exterminio y III de trabajo. Además, tenía 45 campos satélites más pequeños. De toda Europa Nazi llegaban trenes de cargas, en donde apretujados como vacas, judíos, gitanos, anarquistas, comunistas, homosexuales hombres y mujeres y todo aquel que para el régimen nazi fuera enemigo eran trasladados al gran centro del horror.
Desde Siria, Libia, Palestina y toda África subsahariana caminan kilómetros; la falta de comida y la falta agua hacen que muchos mueran y lleguen al mar donde se embarcan en pequeñas balsas, en botes de gomas, en canoas, en lo que tengan a mano para escapar del horror del hambre, de la guerra, de la explotación, de la injusticia.
En Auschwitz el trabajo, la falta de comida y los castigos hacían que los prisioneros perdieran salud y murieran. Los sobrevivientes una vez que no eran útiles para el trabajo o porque salían sorteados eran encerrados en cámaras de gases y ahogados en humo de cianuro. Los refugiados una vez que llegan al mar, hambrientos, agotados y no pudiendo seguir más mueren ahogados en la aguas del Mediterráneo.
En el siglo XX los nazis y su teoría de la superioridad racial convirtieron a Auschwitz en el centro del horror. En el siglo XXI, la xenofobia, el racismo y el neo nazismo convierten a Europa en una gran Auschwitz, mientras el resto del mundo mira hacia su propio ombligo.
DesdeLaPlaza.com/Nito Biassi