TV Juvenil: del guión a la propia voz

TV, años 50: la juventud en un segundo plano – Años 60: La música como principal atractivo – Años 70: Juventud dirigida – Años 80: La distracción – Años 90: Juventud desconectada – Siglo XXI: Una TV hecha por jóvenes, donde ellos muestran lo que hacen

La presencia de los jóvenes en la televisión venezolana obedeció a dos factores: Su participación en la sociedad, y qué juventud tenía acceso a la pantalla.

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Fuera de las series estadounidenses impuestas a la juventud en esos años (lo único internacional que ofrecía nuestra TV) se podría decir que el primer programa dirigido a los jóvenes lo tuvo RCTV en los años 50: ‘El tribunal juvenil’, que Antonio Olivieri describe en un trabajo dedicado a ese canal, hecho en 1993: “…donde los niños, encabezados por el entonces adolescente Roberto Blanco Uribe, planteaban casos colegiales, mediante libretos realizados por sus padres.

Al final se emitían pedagógicos veredictos…”. A pesar de contar con una puesta en escena a través de los libretos, el programa presentaba casos y personajes reales que exponían sus problemas, lo que permite considerarlo un precursor del Talk Show. La conducción de este espacio estaba a cargo de Cecilia Martínez, quien fungía como la jueza del mismo.

La música sería el gran vehículo para proyectar a la juventud y sus gustos en los años sesenta y setenta. Nacen: Supermúsica (TVN) La Gogoteca, Viva la juventud (RCTV) y Ritmo y juventud (Venevisión) la música pop, principalmente estadounidense y latinoamericana (dentro del género pop) sería la forma en que la juventud tendría su espacio en la televisión.

Viva la Juventud

Eran tiempos de entretenimiento, los jóvenes no intervenían en la vida nacional, reservada solo para gente adulta, más aún cuando la juventud preocupada por el país estaba alzada, en armas o en las universidades, contra los gobiernos del puntofijismo.

SONOCLIPS

En los años ochenta estalla la crisis económica, con la llegada del viernes negro, la televisión busca que los jóvenes se distraigan de la crisis con la diversión, las protestas universitarias (lo más cercano a la participación juvenil) era materia de los noticiarios, el resto, desde el ‘Miss Venezuela’ (Venevisión), hasta ‘musicalísimo’ (RCTV) era distracción para el 25% de la población, que vivía con el 64% del ingreso nacional, mientras que el 76% de la población, que recibía el 36% del ingreso nacional, solo tenía la libertad de ver un país imaginario del que solo disfrutaba una minoría, a través de la vitrina de la televisión.

musicalisimo RCTV

En los noventa, la TV se convierte en la imagen de una juventud totalmente desconectada de la realidad. Sonoclips irrumpe en la televisión, entre otros programas del mismo corte, para mostrar los gustos de un sector de la juventud que no sufría los rigores del desempleo, la pobreza extrema, y las carencias del barrio.

Con la llegada del siglo XXI, la TV privada ya no buscaba mostrar a un joven desconectado, sino ser ejemplo para crear al joven que se opusiera al cambio social y político que la Revolución Bolivariana estaba gestando: Una juventud individualista, que no trabajaba, y si trabajaba, se ‘rumbeaba’ la plata. El gran discurso de la juventud se resumía en: ‘¡UHHHH!’, un grito de euforia, alcohol, hormonas, nihilismo.

Pero, a diferencia de otros tiempos, la TV ya no tenía discurso único, la diatriba política se convierte en oportunidad para abrir la TV del estado a una juventud irreverente. La TV pública busca dar espacio a los jóvenes que insurgieron como movimiento estudiantil dentro de la derecha, y terminan demostrando que dichos estudiantes no tenían palabra propia, sino eran los actores de un libreto creado por viejos políticos, tan desprestigiados, que necesitaron esconderse detrás de jóvenes para mostrar ‘frescura’.

Pero sin duda la experiencia más interesante de una TV construida por los jóvenes, y que mostraba lo que los jóvenes hacían, está aún en el aire, Avila TV surge por iniciativa de la Alcaldía Mayor de Caracas, entonces dirigida por Juan Barreto.

avila tv

No solo se hizo una televisora, sino una escuela que todavía continúa vigente: la EMPA (Escuela Municipal de Producción Audiovisual) con la cual comenzó a formarse una cantidad de jóvenes, principalmente de las barriadas de Caracas, que dieron la estética fresca y dinámica a esta nueva televisora, no solo con su lenguaje, sino con su vida diaria, lo que quieren hacer, a qué ‘tribu urbana’ pertenecen, no es un guionista el que prepara a los jóvenes, son los jóvenes encendiendo sus propias cámaras y mostrando lo que hacen.

Los dos modelos de TV juvenil venezolana están en nuestra pantalla, solo hay que decidir qué papel deseamos jugar: televidentes influenciados por lo que otros construyen (como el señor Miguel Ignacio Mendoza recitando un guión en la Asamblea Nacional, que a todas luces no lo escribió), o construir nuestra propia televisión, mostrando lo que hacemos.

DesdeLaPlaza.com/«Ennio Di Marcantonio