¿Escuchaste hablar del reloj biológico? Nuestro cuerpo tiene sus propios tiempos. Por eso es crucial aprender a escucharlo para saber cuándo lo estamos dañando y cuándo lo beneficiamos. La actividad física moderada tiene pocas contraindicaciones. Una de ellas tiene que ver con el momento del día para hacer ejercicio. ¿Mañana, tarde o noche? ¡Descubrelo!
Elegir la hora adecuada para hacer deporte no depende únicamente de qué hagas, sino de tus objetivos y de cómo funciona tu organismo. En cuanto a las calorías, no hay evidencia confiable para decir que se quemen más rápido a ciertas horas del día aunque algunos científicos sugieren que lo mejor sería entrenarse a la tardecita. Sin embargo, el momento que elijas sí puede influir en cómo te vayas a sentir al hacer ejercicios y qué precauciones deberías tomar.
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Seguro tienes muchas actividades en tu rutina y no siempre podrás elegir cuándo entrenar. Si haces ejercicios tranquilos, como caminata o pilates, te recomendamos que lo hagas durante la mañana.
Antes de arrancar el día
El entrenamiento matutino baja la presión arterial y hace que duermas mejor durante la noche, según los especialistas. Además, vas a hacerlo más relajada porque no tendrás la presión del día encima y los contratiempos diarios no van a hacer que te saltes la actividad. Atención: tener en cuenta que la temperatura corporal será baja y necesitarás más tiempo para entrar en calor.
Ejercitarse al mediodía
Si te gusta hacerlo durante el almuerzo, procura comer luego de la actividad física. Sino, la sangre que debería ir a los músculos, irá a tu aparato digestivo. Cuando almuerzas temprano, intenta reposar una hora y media antes de realizar algún tipo de entrenamiento. No es el momento adecuado del día si las temperaturas son altas. De hecho, es aconsejable evitarlo para no sufrir una deshidratación.
Después del trabajo
Si prefieres ejercitarte después del trabajo, el mejor momento para entrenar es entre las 17 y 18. A esa hora, tu temperatura corporal habrá alcanzado su punto máximo del día y tendrás menos posibilidades de lesionarte. Además, vas a estar más flexible, ágil y hasta tus pulmones serán más eficientes. Por eso, los ejercicios de fuerza y peso conviene hacerlos por la tarde- noche.
Pero, por otro lado, la actividad física nocturna sí trae algunas consecuencias negativas. La adrenalina y una cena abundante sabotean el impulso para dormir del cuerpo. Es preferible moverse más temprano y después, ¡duchita y a la cama!
Ahora que sabes cuando conviene hacer ejercicio según tu actividad, prueba entrenarte en diferentes momentos del día hasta sentirte cómodo. Te recomendamos que establezcas un horario y lo respetes. La rutina va a convertir el ejercicio en un hábito, y tu cuerpo te lo va a agradecer. ¡A moverse!
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